viernes, 20 de noviembre de 2009

Defensa a ultranza del empleo público

Manifiesto en defensa del empleo y empleado público.




Asistimos a una enfermedad que se esta extendiendo entre las administraciones del estado en todos sus niveles, es el “desembarco” de empresas privadas que llevadas de un afán de supervivencia tras su debacle de la burbuja inmobiliaria y ladrillera busca ahora aferrarse cual garrapata a negocios de bajo o muy bajo riesgo.



Donde han encontrado el filón para subsistir, evidentemente en las administraciones públicas, diputaciones grandes, pequeños y medianos ayuntamientos, están en su punto de mira, conseguir que nuestros políticos aseguren por 25 ó 23 años su permanencia en la actividad empresarial, es su objetivo, convenientemente agazapados detrás de promesas de mejoras en la gestión, en la mayor profesionalidad por la experiencia de sus propias empresas venden con el apoyo implícito de ciertos políticos que aún no se han enterado de que su falta de contacto con el mundo laboral real, con su falsa imagen precocinada del empleado público, con su nefasta gestión unas veces llevada por verdadera incapacidad y otras con el interes cierto de defenestrar la cosa pública.



La estrategia de estos políticos de corte neoliberal, el mismo que a producido una crisis a nivel mundial , siguen con la venda en los ojos reacios a reconocer su tremendo error, destruir los servicios públicos paso a paso parece ser su única razón de ser y es que compañeros, con ello consiguen que su diaria y constante mala gestión, se alivie a trabes de la empresa privada, ven la hipoteca de lo público como un recurso cómodo de traspaso de obligaciones para con el ciudadano, prometiendo de paso una mayor y mejor gestión de los recursos que el pueblo a puesto en sus inexpertas manos, reconociendo al mismo tiempo su elevada incapacidad para hacer una gestión profesional de los mismos.



¿Pero que podíamos esperar? Mirar compañeros cuando se crean las listas electorales ,jamás al menos en el circulo que nos rodea a los trabajadores públicos de pequeños y medianos ayuntamientos, jamás, decía se valora la calificación profesional y las capacidades necesarias para llevar a delante políticas profesionales, aquí vale todo y para mas infamia nos vemos o mejor dicho se ven atados por una ley de igualdad o paridad donde las listas deben confeccionarse con el mismo numero de hombres y mujeres, tremendo e ilógico error, solo los/las mejores preparadas/os deberían tener cabida en el poder público municipal.



Pero esto no es así, mas bien al contrario nos encontramos con personas muy poco cualificadas para hacer una gestión profesional de los recursos públicos si a esto añadimos que algunas veces el contacto con el mundo laboral real de muchos de nuestros ediles es cero, nos encontramos que a sú ya por ellos mismos proclamada incapacidad de gestión, podríamos aquí extendernos en clarísimos y clarificadores ejemplos, pero no es esta la cuestión, para ellos ,nuestros nefastos gestores públicos, es necesario tomar esta decisión, insistimos ,ante su autoproclamada incapacidad.



Pero hagamos un poquito de historia desde nuestra modesta opinión para comprender que esta ocurriendo. Partimos del concepto que la sociedad tiene del trabajador público, ese funcionario, que denostado desde la mas profunda creencia ciudadana, que curiosamente parece olvidar al mismo tiempo que trabajadores públicos también son médicos/as, policías, cuerpos de elite, bomberos, militares de tierra mar y aire, enfermeros/as, guardia civil, trafico, maestros, profesores de universidad, especialistas e investigadores varios y un sinfín de personas cuyo trabajo es de interes no ya social si no absolutamente necesario.



No deja de ser curioso que la ciudadanía en un alto porcentaje denosté a los empleados públicos mas cercanos en su día a día a aquellos con los cuales convive a diario y ve en su normal desarrollo y actividad local, fontaneros, electricistas, albañiles, conductores, empleados de limpieza urbana, oficinas y administraciones locales son la mas de las veces objetivo directo del insulto, el desconocimiento o simplemente la envidia de quien nos ve como unos parásitos sociales, podríamos afirmar que tras unas décadas demasiado largas los empleados públicos eran adictos a un régimen dictatorial, sí es típico y aún la sociedad esta anclada a aquellos tiempos, ser empleado publico era sinónimo de conocer a alguien en el ayuntamiento, de ser sobrino, primo o hermano del señor tal o cual que estaba en el ayuntamiento o en la diputación o quien sabe si mas arriba.



Curiosamente otras instituciones públicas han conseguido dejar atrás ese tipo de creencias maldicientes, ejemplo claro es la guardia civil que tras una transición con intento de golpe de estado incluido a superado esa querencia “natural” del pueblo y a pasado en pocas décadas de ser claro símbolo de fuerza represora dictatorial a ser unos de los valores democráticos de esta nación, ahora el común del ciudadano ve a ese cuerpo de seguridad como aval de su propia seguridad, ¿Cómo? A que se debe y ¿Por qué? Deberíamos analizar en profundidad los porques de esta situación desde la premisa de que este instituto ha contado con el apoyo de las altas esferas del estado, que a sabido trabajar con disciplina y abrir a nuevas generaciones la posibilidad de un empleo una formación, dejando por ahora de la lado otras historias que arrastra en cuanto a las libertades laborales y derechos de los trabajadores de dicha institución.



Que ocurre pues con la figura del empleado publico de”calle” que ocurre con todos esos departamentos que sin venir a cuento en un momento dado dejan de ser “servicios públicos esenciales “ o lo que es lo mismo con posibilidades de ser “privatizados” para una mejor “gestión” y una “mayor profesionalidad” cual es el motivo por el cual ni los ciudadanos ni muchas veces los propios trabajadores públicos se sienten atacados con estas privatizaciones, parece como si tras unas pequeñas pataletas se diera por asumido que es inútil pelear contra la nefasta, programada y sistemática destrucción de la función publica es como si muchos de vosotros empleados públicos hubierais tirado la toalla antes de emprender la propia autodefensa, por que no olvidemos que cada pellizco que se le da a la empresa pública desde la privada es un paso atrás en vuestros”nuestros” derechos, es por lo tanto de vital importancia la reacción enérgica y firme ante cualquier ataque al empleo y empleado público, pensar y convenceros de que si ahora estáis a disgusto, pero aun no me ha llegado os llegara, llegara el momento que os toque de lleno y no esperareis respuesta de vuestros compañeros como tampoco la tuvisteis vosotros



Las privatizaciones de hoy son la falta de empleo público de mañana, y ese mañana no esta tan lejos ¿Cuántas veces habéis oído al alcalde de turno? , sea cual sea su color político, decir en los medios que se privatiza este o aquel departamento por que los empleados son pocos , por que son ya ,mayores o en aras de una mayor profesionalidad, ¿Cuántas? pues bien quien y durante cuanto tiempo a trazado un plan para dejar envejecer unos departamentos vitales para una cuidad o un pueblo, por que se permiten situaciones que van en contra del empleado y lo peor por que el empleado no asume, que cosas son muy negativas para no ya su propia imagen si no por extensión las de “todos sus compañeros”. Y quien permite que estas situaciones se den y alientan con su dejar hacer, muchas veces pienso que entre nosotros los empleados públicos, tenemos el peor enemigo, los vagos, los inoperantes, los que durante años han hecho de su capa un sayo, los que abusan de mejoras conseguidas con años de esfuerzo negociador, lanza de las libertades de los trabajadores que ahora no solo es mal vista si no que incluso se ven denostadas por los (algunos) trabajadores mismos, por los políticos que sin miedo alguno nos acusan públicamente de ser unos privilegiados por tener unos convenios que deberían ser espejo de la ciudadanía, incluso pertenecientes a sindicatos de clase, caen en esa trampa sin darse cuenta de que se están tirando piedras a su propio tejado al denostar “ventajas” que deberían ser la norma para muchos millones mas de trabajadores.

Por supuesto existen otros factores que no debemos olvidar, uno de ellos a mi modesto entender y por propia experiencia, es lo que ahora se a dado en llamar síndrome de no sé que o estrés, trabajador quemado y que yo llamo verdadero hastío laboral. Podria parecer a priori poco importante o baladí el recurso, pero yo lo he vivido, lo he mamado, en mí que hacer diario como trabajador público, sí compañeros, muy buenos trabajadores que se ven impotentes ante los continuos desprecios de sus responsables, año tras años de dejadez de hacer mal las cosas de culpar siempre al trabajador, y este sabiendo que lo que falla no es él si no el sistema que nos imponen, años de ver que lo que manda un concejal lo desmanda otro, años de ver como el trabajo depende de las preferencias políticas de turno y se adelantan unos en detrimentos de otros por el simple echo de que un vecino amigo de este o aquel concejal se a quejado o a montado un numero en las dependencias municipales, años de ver que la novia o la vecina de este o aquel concejalillo tiene preferencia a trabajos pendientes y mas importantes, años de no entender el motivo de que la carga de trabajo siempre recaiga en los mas trabajadores, pero que al final de mes unos y otros cobran lo mismo y no pasa nada, nadie toma medidas ni nadie hace por solucionarlo, el hastío esta servido, aquí se aprende a hostias me decía un compañero.



Pero no es eso lo peor, lo malo compañeros es que entre los mismos trabajadores, con una conciencia de clase arruinada, tenemos una corriente, que quizás no sea mayoritaria, pero su misma aparición es peligrosa, “tenemos lo que nos merecemos” “nosotros mismos somos los culpables” “esto no tiene arreglo” “mira aquí tenemos que venir, hacer nuestras siete horitas y si te he visto no me acuerdo” ¿Qué intentan cavarse su propia tumba? Es que la inoperancia de unos la tenemos que asumir otros.



Otro factor no menos importante es el trabajo político de puertas hacia fuera, me explico, como se puede tapar la incapacidad, amen de las ya tratadas privatizaciones, pues vendiendo a la población una aparente actividad por la marcha del pueblo, vendiendo la imagen (fotográfica a ser posible) de estar en todos los sitios, de inaugurar constantemente, de aparecer en los medios un día y al otro también, de figurar intensamente al lado de este o aquel político, de llenarse la boca de lo bien que se esta haciendo todo, de colarse en todo el entramado social ocupando cargos, carguitos y carguetes sin importancia pero controladores de la ciudadanía, de la defenestración de cuantos, seria o ilusoriamente atenten contra ese control ciudadano, llámese oposión política, periodística, sindical, de asociaciones y todo entramado social que por principios o intereses valla a contra corriente del “seudo poder” establecido y con la consabida defensa del y “tu mas” a lo que nos tienen acostumbrados por desgracia a todos los niveles nuestros políticos democráticamente elegidos.



Pero que ocurre detrás de esa nube cegadora, lo que ocurre es otro mundo, técnicamente se podria definir como “la casa sin barrer” o “bajo la alfombra se mete toda la porquería”. No se puede conducir una empresa sea pública o no, sin un plan, sin un orden, sin un control, sin escalafones, sin responsables, sin gestores, sin organigrama no ya definido si no “sin organigrama” la típica frase echa de “aquí no sabe uno para quien trabaja” es un echo, la absoluta dejadez de décadas en temas no ya necesarios si no vitales para un correcto funcionamiento brilla por su ausencia, podemos afirmar que cualquier empresa con estos mimbres es carne de cañón en un corto espacio de tiempo, para ejemplo un botón, cuantas empresas pueden permitirse 30 ó 40 despidos improcedentes y/o nulos en un espacio de tiempo próximo a una década, cuantas indemnizaciones, cuantos salarios pagados desde el despido hasta la celebración del juicio, cuantos gastos jurídicos, cuantos cientos de miles de euros gastados del erario público por unos despidos que en algunos casos tienen tintes políticos lejanos al tema laboral, cuantos contratos de interinidad a personajes cuyo único merito es ser cercano a un partido político , cuantos contratos a gentes próximas al poder establecido, cuantas subvenciones a ONGs igualmente afiliadas a este o aquel partido, cuantas decisiones erróneas y costosas, tomadas por políticos incapaces y cuantos curritos observadores de estas y otras locuras son testigos callados e impotentes de todo esto y callan intentando hacer las cosas lo que mejor pueden, intuidores de que les dará igual, de que nada puede cambiar esto.

Eso, es otro error, esto sí se puede cambiar, o por lo menos tenemos la obligación moral de intentarlo una y otra vez, cada uno desde su puesto de trabajo, cada uno luchando con un objetivo común, prestar un buen servicio al ciudadano, ser diligentes, estar comprometidos con vuestra labor profesional, somos muchos los que llevamos años en ello y eso lo podéis ver mirando a vuestro alrededor, fomentemos un pacto callado, un pacto de trabajadores con conciencia de clase y servicio al ciudadano, intentemos hacer bien las cosas a pesar de las trabas políticas y de intereses ajenos a pesar de la inoperancia de nuestros ediles y de la nulidad de los mas de nuestros gestores.

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