Manuel
Martínez Domínguez (León, 1958) es funcionario del Cuerpo Facultativo
Superior de la escala sanitaria de veterinarios desde 1985 y presidente
de la Junta de Personal de la administración autonómica en León desde
mayo de este año, organización que agrupa a los 1.600 funcionarios de la
Junta en la provincia, que no son ni docentes ni sanitarios. Los
trabajadores, no sólo los funcionarios, están en pie de guerra por los
recortes. La eliminación de la extra de Navidad ha sido la gota que ha
colmado el vaso.
—¿Son los funcionarios los paganos de la crisis?
—En León hay 15.700 empleados públicos de la Junta, según las últimas
elecciones sindicales, entre laborales y funcionarios. En nuestros
caso, además de los recortes de la Junta, nos estamos viendo afectados
como todos los ciudadanos por otras medidas como el copago, la subida
del IVA, el céntimo sanitario... En nuestro caso se unen a ese 5% de
reducción del salario en mayo de 2010, que fue ya un punto de inflexión,
y la eliminación de la extra de Navidad, que ha sido desmotivadora y
que va a ser difícilmente recuperable, además del aumento de la jornada
de 35 a 37,5 horas semanales. Sólo la extra de Navidad va a suponer en
Castilla y León 200 millones de euros menos y 65 en la provincia.
—Esa pérdida de poder adquisitivo, entre unas cosas y otras, ¿a cuánto asciende en los últimos años según sus cálculos?
—Sólo desde mayo de 2010, a un 20%. Y en los últimos 30 años, llega a
un 40%. Hay que tener en cuenta la pérdida de poder adquisitivo con
respecto al IPC. Los moscosos, que tanta polémica han traído, se dieron
en compensación por la subida del 12% del IPC en el año 1982, que no se
pudo compensar en su día.
—¿La Junta ‘castiga’ más a sus funcionarios que otras Administraciones?
-—No más. Es como todas. En nuestro caso, todavía no hemos comenzado a negociar.
—¿Tienen los funcionarios mala prensa?
—Bueno, es verdad que existe un concepto muy atávico, empezando por
Larra y acabando por Forges. Ambos han contribuido a ese estereotipo.
Pero los ciudadanos deben saber que cuando van a un hospital, el médico y
la enfermera que les atienden son funcionarios, y están muy valorados,
según las últimas encuestas en sanidad. O los profesores, los
bomberos... también son funcionarios públicos. Y casi siempre lo son con
gran eficacia.
—En su opinión, ¿son muchos o pocos funcionarios?
—El punto de referencia suele ser Alemania. Tiene 82 millones de
habitantes por 46 España y existen 4,5 millones de empleados públicos
por 2,5 que tenemos nosotros, con 5,5% empleados públicos por habitante.
Estamos en la media; no nos vamos a comparar con Finlandia, donde se
llega al 10,6%. Hay una cosa clara: si quieres buenos servicios
públicos, tienes que tener buenos empleados públicos. Ser médico en la
Cabrera no es lo mismo que en León, y por eso tiene que ir un
funcionario público, para garantizar la igualdad de derechos. Otra cosa
es la estructura pública, que quizá no ha sabido adaptarse a los tiempos
y no tiene la suficiente agilidad. Lo que hay que tratar es de que la
Administración se adapte a los servicios que debe prestar. Hay que hacer
una reasignación, porque a lo mejor sobran en un servicio y faltan en
otro. Por ejemplo, la Concejalía de sanidad y Bienestar Social se llamó
así en su día, pero la gestión no se trasladó a la periferia de las
provincias.
—Entre casi 16.000 funcionarios de la Junta en León habrá dedo; mucho o poco, pero habrá quien haya entrado con enchufe.
—Todo lo contrario. El 90% de las convocatorias han respetado la capacidad, igualdad, mérito y publicidad que exige la Ley.
—¿Y el otro 10%?
—Hay que tener en cuenta que en estos últimos 30 años también ha
habido proceso de integración de otros funcionarios, como el Hospital
Psiquiátrico de ‘Santa Isabel’, por poner un ejemplo.
—Volvamos a las protestas. ¿Están sirviendo de algo, al menos para que la Junta, en su caso, se siente a negociar?
—Tienen que ir ganando en intensidad y en participación de los
propios funcionarios. Depende de nosotros. Tenemos que recuperar el
valor de los servicios públicos. Los ciudadanos, quizá no están siendo
muy conscientes, pero lo van a notar cuando se note esa pérdida de
calidad. Lo que ha costado 30 años de trabajo se está perdiendo a
marchas forzadas, de consejo en consejo de ministros. Insisto: es
imprescindible esa conciencia de los ciudadanos. No se nos está haciendo
caso: se nos está humillando con tropelías... Por eso tenemos que
manifestar nuestra oposición a los recortes.
—¿No cree que los ciudadanos les ven, en cierta medida, más
como unos privilegiados, con trabajo fijo y asegurado con la que está
cayendo?
—Lo dicen determinados políticos. Se deteriora esa imagen porque
estamos en una sociedad con un 25% de desempleo y los jóvenes sin
trabajo mientras hay políticos con todo tipo de prebendas, que cobran
indemnizaciones escandalosas. No nos importa ser solidarios. Seríamos
los primeros, pero no somos los culpables de que se esté empobreciendo
el país. La extra de Navidad, esos 60 millones de euros en la provincia,
van a serla puntilla para el comercio, para el pequeño y para el grande
que en León casi depende en exclusiva de los funcionarios y los
pensionistas, porque carecemos de industria y sólo hay que ver cómo
están la minería y la agricultura. En León, en total, hay unos 20.000
empleados públicos. Si les aprietas aún más el cinturón sólo estás
generando más desempleo. Si a eso añades empresas señeras como
Antibióticos, pues usted me dirá.
—Si esto no cambia, ¿qué se avecina para los funcionarios públicos?
—Despidos de empleados públicos contratados e interinos; reducción de
otro 20% del sueldo, reducción del periodo vacacional a 15 días,
cobrando el 80% del salario en 2013-14 y el 60% en el 2015, incremento
de las contrataciones externas, jornada de mañana y tarde, trabajar los
sábados... Estamos convencidos de que hay otras soluciones y
alternativas para reducir el déficit público que no pasen por recortes
de la función pública.
Comentarios:
Determinados politicos tapan su propia mierda acusando a los trabajadores públicos, pero iran callendo el tiempo y las denuncias públicas pondran a cada uno en su lugar y algun día el pueblo se preguntara ¿y estos son los que se autodefinen como socialistas y obreros?, lobos y lobitos con piel de oveja guardando algunas gallinas.