«Me salvó un funcionario»
«Fue el servicio más duro y más largo». La frase,
de uno de los guardias civiles que colaboraron en el dispositivo de
emergencia del accidente del tren Alvia, resume la generosa intervención
de las personas que forman parte de los servicios locales, autonómicos y
estatales que lo dieron todo para salvar la vida de decenas de personas
que viajaban en el maldito tren de Angrois. Policías, médicos,
bomberos, enfermeros, técnicos de alertas, psicólogos, guardias
civiles... Son funcionarios.
Una clase laboral continuamente en la
diana, excepto cuando ocurre una tragedia como la de la curva de A
Grandeira, cuando esos trabajadores doblan turnos, cuando ofrecen su
ayuda en plenas vacaciones y cuando se presentan en hospitales para
prestar. En la zona cero de Santiago se presentaron funcionarios que
estaban haciendo turismo y que creyeron que su trabajo era su deber.
Como lo era el del bombero fotografiado rescatando en sus brazos a una
niña que sale del infierno, y el del policía nacional que consolaba
anoche a una hija ya huérfana a las puertas del hospital.
Ayer escuché
en una radio a una pasajera emocionada relatando su propia tragedia
dentro del vagón: «Me salvó un bombero», exclamó. «Me salvó un
funcionario», quería decir.
Ya ha ver si ahora resulta que todos los funcionarios sois unos heroes no te jode.
ResponderEliminarte abras visto tu en alguna