El declive de los sindicatos y los trabajadores pobres en EEUU
David Brady
sostiene que, si bien la mayoría de investigaciones sobre las causas de
la pobreza se centran en la falta de trabajo, la mayoría de las
personas pobres en los EEUU son trabajadores pobres
Mediante el examen del nivel de renta de los trabajadores en las últimas dos décadas, Brady ha observado que la disminución de la afiliación sindical está estrechamente relacionada con el aumento de la pobreza
Según él, los sindicatos son una garantía de mayor seguridad económica para los trabajadores, a través de mejores salarios, un aumento de la seguridad en el empleo y una mayor regulación de los riesgos
Mediante el examen del nivel de renta de los trabajadores en las últimas dos décadas, Brady ha observado que la disminución de la afiliación sindical está estrechamente relacionada con el aumento de la pobreza
Según él, los sindicatos son una garantía de mayor seguridad económica para los trabajadores, a través de mejores salarios, un aumento de la seguridad en el empleo y una mayor regulación de los riesgos
Artículo publicado previamente en LSE USAPP Blog: The decline of unions is driving the problem of working poverty in the U.S.
Cuando los estadounidenses piensan en pobreza, en lo que de verdad
están pensando es en desempleo. La percepción generalizada es que el
perfil de persona pobre es aquella que está en el paro y carece de
oportunidades de empleo, de capital humano o de voluntad de trabajar.
Esta percepción también está my extendida en la investigación
académica. Los sociólogos han escrito mucho sobre desempleo, jóvenes
desempleados, madres solteras sin trabajo y las consecuencias de la
falta de empleo para las familias y para la salud. El clásico de William
Julius Wilson, When Work Disappears, se inspiró en la situación de los barrios con mayores tasas de desempleo.
Los economistas también prestan gran atención a las tasas de desempleo y
al ciclo económico. Según ellos, lo más importante es conseguir que la
economía ofrezca más puestos de trabajo y aumente la demanda de
trabajadores para que más y más pobres encuentren un empleo remunerado.
El problema de estas aproximaciones es que olvidan que muchas de las
personas más pobres en los EEUU ya están trabajando. De hecho, hay
muchas más personas pobres que residen en hogares con miembros
trabajando que los que residen en hogares con sus miembros sin
ocupación. En las últimas décadas, cerca de tres cuartas partes de los
hogares estadounidenses con pobres en edad de trabajar contenían un
trabajador empleado.
Motivados por la falta de investigación sobre la pobreza de los
trabajadores en los EEUU, Regina Baker, Ryan Finnigan y yo mismo hemos
examinado el problema en el periodo comprendido entre 1991 y 2010. La
principal conclusión a la que hemos llegado es que la sindicalización es
un elemento fundamental para entender el problema de la pobreza de los
trabajadores.
Allí donde los sindicatos son débiles,
la pobreza entre personas con trabajo está generalizada, mientras que
donde los sindicatos están bien establecidos, el número de personas
pobres trabajando disminuye. Más aún, la impactante caída en los niveles
de sindicalización en EEUU ha bloqueado lo que podría haber supuesto un
avance en la reducción de los pobres con trabajo.
En esta investigación
hemos tratado de entender por qué la pobreza de los trabajadores ha
permanecido obstinadamente alta durante los altibajos del ciclo
económico y a pesar del indudable crecimiento económico que se ha
producido a largo plazo.
Igualmente, hemos observado
de cerca las diferencias en los niveles de pobreza de los trabajadores
entre los diferentes estados, tal y como muestra el Gráfico 1. En
estados como Mississippi y Texas, casi una quinta parte de las personas
empleadas son pobres. En cambio, en estados como New Hampshire el
porcentaje está por debajo del 5%.
Lo que hemos
encontrado en nuestro análisis es que el nivel de sindicalización tiene
mayor efecto sobre la pobreza de los trabajadores que el crecimiento
económico o las políticas sociales del Estado en cuestión, así como
también un mayor efecto que muchos otros factores que habitualmente
sirven para predecir la pobreza de los trabajadores.
Por ejemplo, una subida del nivel medio de sindicalización del 13,5%
entre 1991 y 2010 (que es el nivel máximo de sindicalización registrado
en nuestros datos, correspondiente a Nueva York en 1991) habría
disminuido la probabilidad de pobreza entre los trabajadores en casi un
2%.
Este efecto es de igual importancia (valor
equivalente) al efecto que tiene sobre la pobreza de los trabajadores
uno de los predictores clásicos: el hecho de ser una madre sola.
¿Por qué es tan importante la sindicalización de los trabajadores
pobres para reducir los niveles de pobreza de estos mismos trabajadores?
Los sindicatos elevan los salarios y los beneficios
sociales que acompañan al salario (seguro de enfermedad, de desempleo
etc.) y regulan los riesgos mediante la aplicación de las normativas, lo
que conlleva un aumento de la seguridad laboral. Además, los sindicatos
protegen y fomentan la creación de mejores puestos de trabajo, a la vez
que trabajan para implementar políticas que ayuden a las familias
trabajadoras y velen por la igualdad.
En resumen, los
sindicatos, por un lado, reducen la probabilidad de que aparezcan
situaciones vitales que inducen a la pobreza, tales como la caída a un
puesto de trabajo menos remunerado, los recortes salariales y las
lesiones laborales. Por otro lado, los sindicatos mitigan las
consecuencias de este tipo de situaciones de dos maneras distintas. En
primer lugar, aumentando los salarios de otros miembros del hogar
(puesto que los salarios son, en general, más elevados para todos los
trabajadores).
En segundo lugar, porque un salario
mayor acumulado a lo largo del tiempo funciona como un seguro en caso de
pérdida del trabajo o la salud, al permitir al trabajador ahorrar una
parte de su renta precisamente para hacer frente a este tipo de
circunstancias. Todos estos recursos son fundamentales para reducir los
niveles de pobreza de las personas con trabajo remunerado.
Resulta alentador lo que nuestro trabajo demuestra, esto es, que los
sindicatos no son un obstáculo para la creación de empleo. Aunque a
menudo se afirma que los sindicatos impiden el crecimiento del empleo o
que excluyen ciertos tipos de trabajadores, no encontramos ninguna
evidencia de tales afirmaciones en nuestros datos.
Tampoco encontramos evidencia de que los sindicatos reducen la pobreza
de los trabajadores porque influyen en la selección de los trabajadores
que encuentran empleo. Por el contrario, los sindicatos reducen los
niveles de pobreza entre todo tipo de trabajadores, en los distintos
sectores y profesiones, y entre las mujeres, los hombres, y las minorías
raciales / étnicas.
Los niveles de sindicalización
han disminuido drásticamente en los EEUU. En la década de 1990, un 15%
de los trabajadores estadounidenses estaban afiliados a un sindicato. En
2010, esta tasa se había reducido al 11%. A principios de la década
de 1990, más del 25% de los trabajadores en estados como Nueva York,
Hawái y California estaban afiliados, un nivel muy superior al actual en
Alemania.
Para el año 2010, en cambio, muy pocos
estados tenían tasas de afiliación por encima del 20% y la mayoría de
ellos seguían cayendo. Si miramos atrás y comparamos con la década de
los años 70 y 80, la disminución de la afiliación es aún más
pronunciada.
Este descenso en los niveles de
sindicalización supone una de las amenazas más importantes para los
trabajadores estadounidenses y para la seguridad económica de los
hogares estadounidenses. El debilitamiento de los sindicatos tiene una
influencia crucial en la pobreza de los trabajadores.
Es por ello que, para comprender mejor la pobreza en los EEUU, los
académicos y la ciudadanía necesitan prestar más atención a la
precariedad de los trabajadores y al declive de los sindicatos
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