Cuando Magdalena
Valerio (1959) colgó en Twitter su foto "sin tocado", dice ella, sin
pañuelo, con ese pelo incipiente que sigue al despertar de un mal sueño,
revolucionó las redes sociales. La diputada socialista por Guadalajara,
alto cargo con Bono, consejera con Barreda y aspirante fallida a la
Alcaldía de la capital alcarreña de la que ha sido orgullosa concejala,
ha vencido al cáncer en el último año. Confiesa que sólo ha llorado ante
las miles de muestras de cariño que ha recibido de vecinos y personas
anónimas que, incluso, han rezado por ella. Lo recuerda y se emociona.
Ahora, en el Congreso de los Diputados, camina entre piropos y palabras
de ánimo, también de sus adversarios políticos. Valerio, quien nada más
conocer a Pedro Sánchez detectó que tenía madera de líder, se ha
convertido en una de las piezas básicas del engranaje que el secretario
general del PSOE prepara para las generales. De fuerza arrolladora, con
un coraje vital que se ha ganado a pulso, la diputada, extremeña de
nacimiento y alcarreña de adopción, da los últimos toques al programa de
bienestar social que prepara su partido para los próximos comicios, sin
olvidarse de su tierra. Y es que está dispuesta a luchar por
reivindaciones como el agua del Tajo allí donde sea menester. Quizá como
ministra, quién sabe. |
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