El número de
accidentes laborales en Castilla y León ha crecido un 9%. Durante el año
2015 se han registrado en Castilla y León un total de 23.948 accidentes
de trabajo con baja médica, el 90% en centro de trabajo y el resto, in
itinere. El incremento afecta a los 4 sectores y a las nueves provincias
de Castilla y León. Este es el panorama que tenemos, y no es bueno.
Desde UGTCYL venimos alertando desde hace tiempo que, bajo el pretexto
de la crisis, son muchas las empresas que han dejado de lado sus
políticas preventivas reduciendo, cuando no eliminando por completo, las
inversiones en esta materia.
El incremento de los accidentes en centro de trabajo ha sido del
8,30% mientras que los accidentes in itinere han crecido un 10,3%.
El peor comportamiento lo han experimentado los accidentes leves
(8,40%), sin embargo son los mortales, con un incremento del 3,3% los
que están ganando preocupantemente terreno en 2015, saldándose con la
muerte de 31 trabajadores castellano-leoneses. A estos 31, podemos sumar
además los 5 accidentes mortales in itinere, lo que eleva la cifra a
36.
La mayoría de los accidentes mortales se han registrado en el sector
servicios. A lo largo del 2015 han muerto en él 16 trabajadores, un 13%
más que un año antes. A este sector le sigue Industria con 7 fallecidos
(el mismo número que en 2014), y Construcción y Agricultura (4
fallecidos en cada uno).
El sector agrario preocupa y mucho, por el incremento de los
accidentes graves (19,35%). De hecho se trata del sector donde más han
crecido este tipo de siniestros, por encima incluso que en Construcción o
en Industrial.
Llama mucho la atención que el sector de la Construcción experimente
un incremento del 15% en la accidentalidad global, si bien la gravedad
de los accidentes ha descendido. Este caso representa el prototipo de
una situación sobre la que venimos alertando desde hace tiempo. El
descenso de la siniestralidad laboral en los últimos 4 años no viene
explicado por una mejora de las condiciones de trabajo, ni por mayores
inversiones en seguridad y salud, sino por la pérdida progresiva de
empleo. De manera tal que en el momento en que comience a haber una
recuperación económica, aunque sea tenue en términos de creación de
empleo, la accidentalidad laboral de disparará.
El sector industrial tampoco ha evolucionado mejor. La accidentalidad
global ha crecido un 7%, y los accidentes graves un 9,7%. La tasa de
mortalidad registra los mismos valores que en 2014.
Si analizamos los accidentes por provincias, ninguna sale bien
parada. Sube en todas, aunque con ligeras diferencias de intensidad.
Valladolid se sitúa en el ranking (+17.67%), seguida de Palencia
(13,01%), Zamora (12%) Segovia (10,78%) y Ávila (10,11%). El resto
crece, aunque por debajo del 10%. Si analizamos los accidentes mortales,
vemos que León y Palencia además de concentrar el 30% de la mortalidad
obrera, este tipo de siniestros se han incrementado un 150% respecto al
año anterior.
Los accidentes de tráfico han sido la segunda causa de muerte en el trabajo en Castilla y León. De los 36 accidentes mortales, 10 han sido consecuencia de accidentes de tráfico in mision y 5 in itinere. Sólo estos últimos suponen un incremento de este tipo de mortalidad del 66,6%, al que debemos sumar el incremento de los graves (56,5%).
Del total de 21.523 accidentes laborales que se han registrado este
año, la mayoría han sido sufridos por varones (16.143). Especialmente en
lo que a gravedad se refiere, pues han soportado el 80% de los
accidentes graves y el 94% de los mortales. Las mujeres por su parte han
corrido peor suerte con las enfermedades profesionales. De las 367
declaradas a lo largo del 2014, el 56% han afectado a mujeres, casi
todas relacionadas con trastornos musculoesqueléticos.
Este es el panorama que tenemos, y no es bueno. Desde UGTCYL venimos
alertando desde hace tiempo que bajo el pretexto de la crisis, son
muchas las empresas que han dejado de lado sus políticas preventivas,
reduciendo cuando no eliminando por completo, las inversiones en esta
materia.
También somos beligerantes con el hecho de que las enfermedades
profesionales sigan silenciadas, atrapadas en ese entramado de intereses
(INSS/MUTUA) conocido y consentido por el Ministerio de Empleo.
Al mismo tiempo hemos advertido de manera reiterada que la crisis
económica (y naturalmente las medidas que la han acompañado) ha
transformado de manera radical el modelo de relaciones laborales.
La vía elegida para salir de la crisis es una espiral de austeridad y
devaluación interna en la que la negociación colectiva pierde peso, las
relaciones laborales tienden a la individualización, la precariedad
define un mercado de trabajo en el que la contratación temporal y a
tiempo parcial y la alta rotación entre empresas ganan espacio a marchas
agigantadas y las altas tasas de paro y el miedo a perder el empleo
convierten en papel mojado los derechos de trabajadoras y trabajadores.
En este contexto, el legislador ha decretado la unilateralidad
empresarial como forma de gestión de la prevención en las empresas
españolas. Y todo esto, ha supuesto un coste sobre la salud y seguridad
de los trabajadores.
Desde UGT Castilla y León exigimos más medios y recursos para una
Inspección de Trabajo que consideramos esencial para el control del
cumplimento de las normas, así como una mayor dotación para las Unidades
de Seguridad y Salud, fundamentales para el desarrollo de campañas de
control y asistencia técnica.
Para romper este círculo vicioso de empobrecimiento y recortes es
necesario poner fin a las políticas de austeridad y dar paso a una
progresiva transformación del modelo productivo de nuestro país que
permita la democratización de las relaciones laborales, el ejercicio
efectivo de derechos, la interiorización de la cultura preventiva en las
empresas y la generación de un sistema preventivo dinámico que anticipe
los nuevos riesgos laborales emergentes.
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