Comentario del Diarista:
Lo complicado es en municipios como el nuestro, como convences a un privatizador de remunipalizar los servicios publicos puestos en manos privadas por el mismo.
24 Jul 2016
III Conclusiones #MacUno1: trabajo, cooperativismo y remunicipalizaciones
Por Fundación de los Comunes
Sesión de cierre del Encuentro Mac Uno en La Casa Invisible
Taller de trabajo, cooperativismo y remunicipalizaciones
1. Desde las instituciones municipales, faltan instrumentos legales
para intervenir con efectividad en las condiciones de trabajo. Sin
embargo, hay todo un sector público que se ha externalizado desde la
década de 1990 o que está siendo gestionado por empresas
público/privadas y donde las condiciones de trabajo en ocasiones pueden
equipararse a las de cualquier ETT. Recuperar para los social servicios
públicos privatizados durante la oleada neoliberal, debería ser un eje
central de los ayuntamientos “del cambio”. El mantenimiento de la
calidad y la universalidad de los servicios públicos resulta esencial en
la batalla contra el neoliberalismo y en la propia redefinición de lo
público; se trata de un terreno que permite ensayar experimentos de
democratización, autogestión o cogestión.
2. Los municipios tienen una gran cantidad de limitaciones a la hora
de revertir esas privatizaciones: la ley Montoro, los techos de déficit y
la imposibilidad de aumentar plantillas–. Se tiene que empezar a pensar
la posible desobediencia coordinada entre distintos municipios a las
leyes que limitan la capacidad económica, de endeudamiento o de
contratación de estos ayuntamientos.
3. Se tendría que empezar a socializar la información generada en los
distintos municipios donde existen tanto ejemplos exitosos de
remunicipalización como de creación de nuevos servicios. Esto incluye
otras herramientas que permitan mejorar la calidad del trabajo en
externalizaciones o subcontratas –cláusulas sociales, resquicios
legales– y también experiencias de cesión a cooperativas de trabajo, así
como los nuevos modelos de cogestión que seamos capaces de inventar.
4. A veces no hay voluntad política desde los ayuntamientos para
impulsar estos proyectos porque hay miedo a que si se genera un
conflicto durante el proceso de remunicipalización y se dejan de prestar
los servicios, no habrá suficiente fuerza contrarestar la oposición y
los ataques mediáticos. Se tendría que generar un movimiento amplio para
apoyar el proceso de remunicipalización. Para ello tiene que haber
algún tipo de movilización social más amplia. En los casos donde ya
existe trabajo previo –movimientos por la remuncipalización del agua,
etc.– es más fácil. En otros casos, el propio proceso debería ser un
campo de creación del propio movimiento a partir del proceso liderado
por los ayuntamientos. Este movimiento sería el lugar ideal para generar
el sentido de demanda compartida que permita plantearse luego tanto una
cogestión del servicio –ciudadana, usuarios, trabajadores o
cooperativa– o su democratización profunda que permita una amplia
participación.
5. La gestión de los nuevos servicios públicos remunicipalizados abre
la oportunidad a la cesión a cooperativas. En ocasiones no hay
suficiente tejido cooperativo capaz de asumir servicios grandes en estos
municipios. Por tanto, es necesario lanzar líneas de actuación que
permitan reforzar el tejido cooperativo a medio/largo plazo utilizando
las instituciones públicas como socios privilegiados. Las instituciones
deben servir también de apoyo para acometer apuestas de creación de
cooperativas en sectores avanzados con mayor necesidad de inversión.
Este apoyo se hará respetando la autonomía del movimiento cooperativo.
6. La misma cuestión surge cuando se quiere ceder espacios a la
gestión comunitaria, no siempre existe la comunidad capaz de hacerse
cargo. Es necesaria la audacia institucional que permita crear nuevas
comunidades a partir de los propios procesos de cesión. La
experimentación en este campo puede ayudar no solo a revertir los
efectos del neoliberalismo en estos años, sino también puede ayudar a
redefinir el sentido de lo público. Tanto en los servicios municipales
como estatales. Sin duda cuestiones centrales de la propia redefinición
de la democracia, en relación con las nuevas modelos prácticos –y
propuestas teóricas– que seamos capaces de inventar para los próximos
tiempos.
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