"Superado
el nivel de información a la población por ozono en Azuqueca de
Henares. Se prevé que la superación remita en las próximas horas".
Ese era el escueto comunicado emitido a las 19.40 desde la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha. Era la primera vez que ocurría en
este verano, aunque previsiblemente no será la última ante el fuerte
calor que se anuncia para lo que queda de semana y la siguiente. A las
20.25 llegaba a la redacción de LA CRÓNICA DE GUADALAJARA este otro
mensaje: "El episodio de contaminación por ozono registrado en
Azuqueca de Henares (Guadalajara) comunicado a las 19:35 horas ha
remitido". ¿Qué hay detrás de esas notas?
El año pasado, la primera superación del nivel de ozono en este
observatorio medidor de Azuqueca de Henares llegaba antes de que
terminara el mes de junio. Los aparatos están físicamente ubicados en la
calle La Flor, dentro del colegio "La Paz". El de Guadalajara está
ubicado en la parte trasera del centro social de la calle Cifuentes. No
hay más en la provincia.
Como reconoce cualquier científico, "el ozono es una molécula muy
reactiva, altamente oxidante, que resulta tóxica a elevadas
concentraciones", según se asume desde la propia Administración regional
en una página web oficial.
El aparato respiratorio es el mayor perjudicado por las altas
concentraciones en el aire ambiente, aunque la afección a las personas, y
por lo tanto los síntomas que se experimenten, dependen de la
sensibilidad de cada cual y del nivel y tiempo de exposición. Un aumento
significativo como el que se viene produciendo en las últimas jornadas
puede afectar en primer lugar a los grupos de población más sensibles,
denominados "Grupos de riesgo" y, especialmente, a enfermos de corazón y
pulmón.
Los primeros síntomas se traducen en problemas respiratorios y
empeoramiento del asma, pudiendo producirse ligeras irritaciones de las
mucosas del sistema respiratorio que provocan tos y garganta seca.
Aumentos de concentraciones pueden llegar a provocar un empeoramiento de
la función pulmonar, malestar general, dolor de cabeza, disminución del
rendimiento, etc.
El sistema implica avisar a la población de la zona afectada cuando se
supera durante una hora una concentración media superior a 180
microgramos por metro cúbico de aire. Mayores concentraciones, de
aproximadamente 240 µg/m3, que es el nivel al que está establecido el
umbral de alerta, han permitido observar casos en los que se producen,
además de los síntomas anteriores, náuseas, dolores pectorales al
inspirar profundamente y disminuciones temporales de la capacidad
pulmonar. Por encima de estos niveles se ha observado también
inflamaciones pulmonares, hiperreactividad de las vías respiratorias y
deterioro de la función pulmonar. Además, la exposición prolongada a
altas concentraciones de ozono puede alterar el sistema inmunológico del
aparato respiratorio, haciendo a las personas más susceptibles a las
infecciones del mismo.
La prudencia, la mejor medicina
Los grupos de riesgo, sobre los que un aumento en la concentración de
ozono en el aire ambiente podría resultar más peligrosa, representan
aproximadamente un 10% de la población total y son:
• Personas con afecciones respiratorias: Las personas con enfermedades
crónicas respiratorias como el asma y la bronquitis, con la capacidad
pulmonar reducida, de avanzada edad o con la capacidad inmunológica
reducida, pueden experimentar un agravamiento de los síntomas habituales
por el aumento en la concentración de ozono.
• Adultos que realicen actividad física en el exterior: Aquellas
personas que realizan actividades física intensas en el exterior, en las
que se pueda producir fatiga, respiran más rápido y más profundamente,
aumentando las dosis recibidas por el ozono. Ello implica un aumento
considerable en la exposición con el consecuente aumento en la afección.
• Niños: Dadas las épocas en las que se suelen producir las
superaciones, los niños son uno de los grupos con más riesgo a la
exposición, dada la multitud de actividades físicas al aire libre que
suelen realizar.
• Personas sensibles: Existen determinadas personas que, por causas aún
desconocidas, experimentan una mayor sensibilidad al ozono, viéndose
afectadas por el aumento en las concentraciones de este contaminante.
Se recomienda que todas estas personas, ante la comunicación de un
episodio de contaminación por ozono, deben evitar la realización de
esfuerzos físicos prolongados al aire libre, previniendo el contacto con
agentes alergénicos (polvo, polen, etc.) en caso de tener asma.
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