Compañeros y compañeras,
El
fraude democrático que está teniendo lugar en este momento en el
Partido Socialista es sin duda expresión de la crisis de régimen que
vivimos.
El
nuevo panorama político que se ha plasmado en el parlamento tras las
elecciones del 20 de diciembre y del 26 de junio refleja un país plural y
muy heterogéneo. En esas circunstancias, es evidente que el PSOE tenía
que decidirse por una política de alianzas muy distinta a la que había
estado ejerciendo en las últimas décadas, en el reducido marco del
bipartidismo. A saber, el PSOE tenía que optar entre llegar a acuerdos
parlamentarios por la derecha, con PP y Ciudadanos, o hacerlo por la
izquierda, con Izquierda Unida, Podemos, las confluencias y otros
partidos. Desde hace meses el PSOE es incapaz de resolver esa
contradicción, y hasta el momento lo único que ha hecho ha sido huir
hacia delante sin proponer ninguna propuesta creíble.
El
golpe de timón que ha puesto en marcha el llamado sector crítico del
PSOE es sin lugar a dudas un intento de impedir cualquier alternativa al
gobierno de Mariano Rajoy. Un Gobierno alternativo que no tenemos muy
claro que Pedro Sánchez tuviera disposición de intentar, pero que en
todo caso ha sido razón suficiente para este motín oligárquico.
Capitaneados por el ideólogo Felipe González, quienes buscan tumbar a
Pedro Sánchez sólo aspiran a la restauración del régimen, es decir, a
una salida de la crisis por la derecha. El papel de Susana Díaz en esta
operación es paradigmático, no sólo porque se la presente como
alternativa sino porque ya participó de un claro giro a la derecha en la
Junta de Andalucía tras expulsar a IU del Gobierno y establecer una
alianza con Ciudadanos. Hablamos, insistimos, de una operación de
restauración para evitar cualquier posibilidad de hipotético cambio. Por
boca de Felipe González y desus tropas está hablando la oligarquía de
este país, la que se siente cómoda con un Gobierno ladrón, corrupto y
neoliberal como el del PP.
Desde
Izquierda Unida lamentamos sentirnos reforzados en nuestras tesis sobre
el papel del PSOE en esta crisis de régimen. Siempre hemos denunciado
que el PSOE ha sido sostén necesario de las políticas neoliberales que
están aplastando a la clase trabajadora. Ahora, con este intento de
cortocircuitar cualquier influencia que pudiera tener la izquierda en el
país, se pone de relieve cuán de oscuros son los intereses que se
ocultan tras renombradas figuras del “socialismo” español.
En
nuestro país, durante muchos años, han gobernado aquellos que no se
presentan a las elecciones, es decir, las elites económicas que
financian ilegalmente a los partidos políticos y que se benefician de
indemnizaciones multimillonarias concedidas por los gobiernos de turno,
sean del PP o PSOE. Ya es hora de que eso cambie, aunque seamos
plenamente conscientes de que el reto de enfrentarse a tamaña mafia es
enorme. Pero si el pueblo trabajador se une en la lucha, y haya votado a
quien haya votado en las últimas elecciones, hay esperanza y futuro.
Por
eso desde Izquierda Unida manifestamos nuestro convencimiento de la
necesidad de reforzar una alternativa de izquierdas en este país. Una
alternativa rigurosa y seria que proporcione soluciones concretas a los
problemas de la clase trabajadora. Pues somos los trabajadores y las
trabajadoras los que estamos pagando esta monumental estafa llamada
crisis, y quienes nos sumimos en la precariedad, el desempleo, la
inestabilidad y la flexibilidad vital. Ante eso, organización, unidad y
lucha.
Nosotros y nosotras no nos vamos a rendir. Aún queda mucho tiempo
para que esta crisis de régimen se resuelva, de una u otra forma, y la
clase trabajadora tiene la llave para que lo que venga después sea una
sociedad de justicia social y no el cortijo corrupto de los oligarcas.
¡Salud y República!
Alberto Garzón Espinosa
Alberto Garzón Espinosa
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