Los accidentes laborales crecieron un 10% en 2016 y se registraron 6 fallecidos
Tres de los fallecidos fueron camioneros, dos por infarto, y también perdió la vida un infartado ‘in itinere’
La estadísticas deja fuera a dos trabajadores que, aún muriendo en Burgos, sus empresas computan en otra provincia
Los accidentes graves fueron 31, con cortes, fracturas, amputaciones de miembros, infartos o heridas por caída de estructuras
A mayor actividad, mayor
siniestralidad laboral. No debería ser así, porque “una actividad
conlleva una responsabilidad”, recuerda Lina Domínguez, de CC.OO. Sin
embargo, mes tras mes, desde que se ha iniciado esto de la recuperación
económica, las estadísticas de la Oficina Territorial de Trabajo
demuestran un incremento de la accidentalidad laboral. Y el balance de
2016 no iba a ser menos. La provincia cerró año con 4.403 siniestros laborales, un 10 por ciento más que en el año anterior, y se registraron 6 fallecidos y 31 heridos graves.
Lina Domínguez explica que, de los seis fallecidos, uno de ellos fue ‘in itinere’, por un infarto.
Por ese motivo, en la estadística general se contabilizaron este año el
mismo número de muertos en accidente laboral que en 2015, que fueron
también cinco, dejando al margen el fallecido en el trayecto de casa al
trabajo. No obstante, a estos datos habría que sumarle otros dos muertos, cuyo fallecimiento no computa en Burgos, aunque aquí se haya producido, puesto que trabajaban para una empresa registrada en otra provincia. Y el deceso de un autónomo.
Un camionero que murió en un accidente en La Brújula y el joven fallecido en Skretting no entran en la estadística de Burgos
Además del infartado ‘in itinere’, otros
dos trabajadores fallecieron este año a causa de un infarto y ambos
eran camioneros. El sector del transporte ha sido especialmente azotado por la siniestralidad laboral en 2016,
apunta la representante de CC.OO., ya que el accidente mortal computado
en noviembre también correspondió a un transportista, y ha habido
numerosos casos de heridos graves. Entre las causas, posiblemente, el
repunte de la actividad económica, pero sí llama la atención la
presencia de infartos en conductores de poco más de 50 años.
La estadística de fallecidos se completa con un suicidio en mayo y la muerte por una caída en altura de un trabajador que arreglaba el tejado de un lagar en Sotillo de la Ribera. Los dos accidentes mortales ocurridos en Burgos, pero que no computan en nuestras estadísticas, corresponden a un camionero que perdió la vida en un accidente en la AP-1, en La Brújula en abril, y al joven de 25 años que fallecía en una caída en altura en la fábrica Skretting, ubicada en Cojóbar, ya que pertenecía a una subcontrata de Huesca.
Atrevimiento y poca concienciación
Por lo que se refiere a los accidentes
graves, en 2016 se registraron 31, seis más que en el año anterior. Y
las causas han sido “un poco de todo”: cortes, fracturas, amputaciones,
infartos, heridas por caídas de estructuras… A Lina Domínguez le llama especialmente la atención el número de accidentes sin baja, 10.486, “una barbaridad”.
Y la presencia de víctimas jóvenes, como el chaval de 25 años que
perdió la vida en Cojóbar. La juventud es muy atrevida y, además,
continúa el miedo a perder el puesto de trabajo si se exigen derecho o
se denuncia una irregularidad.
La prevención está ausente en muchas empresas y, en otros casos, falla la formación y la experiencia del trabajador
Y es que CC.OO. afirma que en muchas empresas “no saben lo que es la prevención”, sobre todo en pequeñas y mediadas empresas.
Además, la contratación sigue siendo temporal en su mayor parte, lo que
favorece que los nuevos empleados apenas reciban formación para el
puesto de trabajo que realizan, y que tampoco se atrevan a solicitar,
por ejemplo, un equipo de protección individual si no se les da de
manera automática. A ello se suma la subcontratación de empresas, con trabajos puntuales y escasa formación de los trabajadores.
De este modo, no es de extrañar que el
2016 se cerrara con 4.367 accidentes leves, casi un 10 por ciento más
que en el año anterior, siendo el peor mes para la siniestralidad
septiembre. Se registraron 440 accidentes, con dos heridos graves,
aunque ningún fallecido. En diciembre, por el contrario, bajaron las cifras de manera considerable, hasta 303 accidentes.
La razón no es otra que el parón de actividad que experimentan sectores
como la Industria y la Construcción, en los que suele radicarse el
mayor número de siniestros.
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