«El suicidio aumenta en España entre las mujeres de 40 a 49 años"
Aina Fernández Vidal, psiquiatra del Hospital de Sant Pau, pide que los médicos pregunten a sus pacientes si han pensado en darse muerte
ELISENDA PONS
La psiquiatra Aina Fernández Vidal, en el Hospital de Sant Pau, de Barcelona.
Es, posiblemente, la
psiquiatra más jóven de España especializada en la atención de las
personas que intentan o idean quitarse la vida: los suicidas. Aina
Fernández Vidal (Palma de Mallorca, 1986) transmite calma y empatía,
cualidades convenientes para quien debe hacerse cargo de pensamientos
desesperanzados y refractarios a sugerencias vitales. Teme por el futuro
psíquico de sus pacientes más despojados por la crisis, a los que
identifica como población en riesgo de tomar desiciones drásticas. El
hospital donde ejerce, el de Sant Pau, ha liderado tradicionalmente en
Catalunya la atención de las personas con tendencias suicidas. Ella
investiga como pervenirlo.
Martes, 7 de marzo del 2017
Fuente : "El Periodico"
...
-¿Cuál es el denominador común de quienes intentan darse muerte?
-El
sufrimiento. Un sufrimiento psíquico insoportable que necesitan parar y
no ven otra forma de hacerlo que acabando con su vida. A veces, si en
el momento de hacerlo los frenas o contienes y no se dan muerte, es
posible que media hora después vean distinta su situación.
-¿Tienen una actitud ambivalente?
-Totalmente.
Por eso es efectivo detenerlos cuando van a consumar el suicidio. En
ese momento, su objetivo es acabar con el sufrimiento. Aunque muchos, un
50%, lo vuelvan a intentar pasado un tiempo.
-Evitar un suicidio no es garantía de que no se reintente.
-No
siempre. La idea puede volver.Un 40% de las personas que completan su
suicidio y mueren ya lo había intentado antes. Pero un 60%, no. Por eso
es tan importante incluir en los planes de tratamiento no solo a quienes
han tratado de suicidarse sino también a los que manifiestan ideas de
hacerlo. Nuestro programa de prevención, en el Sant Pau, incluye a ambos
colectivos. Alguien dijo que el suicidio es una solución permanente
para un problema temporal, y muchas veces es así.
-¿Explica esto a sus pacientes?
-Sí,
claro. Muchas veces, si la situación es crítica, incluso les llegamos a
plantear cosas como '¿Te ves capaz de dejarlo para la semana que
viene?', 'Lo podríamos pactar?'
-En los años
centrales de la crisis económica se informó de que las cifras por
suicidio mantenían una tendencia al alza en España. ¿Sigue?
-La
tendencia se ha mantenido y las cifras de suicidios han aumentado,
sobre todo entre las mujeres de 40 a 49 años. El 2014 [último registro
oficial] la cifra de mujeres que se dieron muerte en España fue la más
alta de la historia reciente. Entre ambos sexos, hubo 3.910 suicidios
ese año, casi un millar más que en el 2010.
-¿Qué explica esa tendencia?
-Son
los despojos de la crisis. La mayoría de los suicidios, hasta un 90%,
los consuman personas que sufrían un trastorno mental de base -depresión
profunda, esquizofrenia o trastorno bipolar, entre ellos-, pero el
resto está muy influido por lo que denominamos estrés ambiental, que son
las situaciones de su vida.
-Que incluye a personas sin problemas mentales previos.
-Eso
es. En estos años postcrisis nos llegan familias que estaban en una
situación de clase social mediana, que se están yendo a niveles
socioeconómicos cada vez más bajos, y eso les está afectando muchísimo.
Lo vemos en los pacientes que llegan a las consultas diarias.
-¿Qué es lo que ven?
-Personas
que se quedaron sin trabajo y han sobrevivido durante los dos últimos
años con el subsidio del paro, pero que ahora se les ha acabado y, de
pronto, caen. Muchas veces, eso se une a problemas sentimentales debidos
a la mala situación económica, que incluyen el cuidado de los hijos o
la pérdida de la vivienda.
-Una circunstancia histórica difícil.
-Creo
que el momento social en que estamos propicia tomar decisiones
drásticas sobre la vida. Y no se sabe qué nos deparará el futuro. La
parte más desposeída de la sociedad, la más baja, no tiene recursos ni
esperanza de poder tenerlos.
-No confían en mejorar.
-Nada.
Sufren una desesperanza absoluta ante el futuro y, sobre todo, están
sufriendo. Esas personas han consumido todas las ayudas y ya no les
quedan apoyos por los que luchar. Esa situación explica un pequeño pero
significativo porcentaje de suicidios que ocurren en Catalunya y el
resto de España: el de las personas que sin tener una patología mental
de base optan por quitarse la vida para dejar de sufrir.
-¿También entre los jóvenes?
-El suicidio sigue siendo la primera causa de muerte entre los jóvenes.
-¿Existe un desencadenante clave?
-Una
ruptura sentimental. Problemas sentimentales. Ese puede ser el empujón
final. A cualquier edad, pero especialmente, entre los jóvenes. La
ruptura de la pareja es un motivo predominante que desencadena el
suicidio. La mayoría de los que lo completan, son hombres. Más mujeres,
de todas las edades, lo intentan.
-Al hopital llegan las personas que lo han intentado.
-O
que lo han ideado. Cuando estamos de guardia, este es el motivo de
demanda psiquiátrica que más atendemos. De alguna forma, esas personas
han pedido ayuda y alguien, o su familia o su médico del CAP, han
detectado que existe riesgo de suicidio y nos los envían.
-Da gran importancia a idearlo.
-Si.
Cualquier situación en que una persona ha verbalizado o intentado
matarse debe ser atendida. Quien lo dice, lo dice en serio. Es falso que
se hable de esto sin pretender hacerlo de verdad. Un 75% de las
personas que consuman su suicidio habían pedido ayuda, lo habían
expresado.
-¿Esas peticiones de ayuda llegan a través se comentarios?
-Que
hay que atender siempre. Es importantísimo. Cualquier comentario sobre
el deseo de quitarse la vida expresa un sufrimiento que debe ser
atendido. Los médicos, tanto de los CAP como los psiquiatras, siempre
deberían preguntar a los pacientes que ven hundidos si piensan o han
pensado alguna vez en el suicidio. En los CAP, lo hacen muchas veces,
pero no siempre tienen tiempo para hablar calmadamente con sus pacientes
sobre este tema.
-¿Cómo abordan este asunto?
-Creando
una situación de cercanía, nunca en la primera pregunta. Cuando has
creado un ambiente de cierta intimidad y confianza, entonces, puedes
preguntar si alguna vez han pensado que ya no vale la pena vivir. O si
han pensado en acabar definitivamente con todo esto y han ideado incluso
cómo hacerlo. Si lo han planificado. Cosas concretas. A más
planificación, más riesgo.
-¿Suelen responder con la verdad?
-Sí.
Aquí, es muy importante averiguar si en los momentos de angustia
consumen alcohol. El alcohol desinhibe y facilita que se lleve a cabo el
suicidio. Se vuelven más impulsivos. Pierden el miedo. Y lo hacen.
-¿Qué tipo de frases deberían ser tenidas en cuenta?
-Comentarios
a veces de pasada y sin mucho énfasis, de tipo de «si ya no estuviera
aquí, no me importaría». Luego, la familia nos explica que la semana
anterior a la muerte había dicho algo así. O que hablaba de que todo se
iba a acabar. Esas frases siempre reflejan la verdad. Surgen del
sufrimiento.
-¿El método más frecuente?
-Ahorcarse
es el método más habitual en España para darse muerte. A gran distancia
del resto. Si separamos por sexos, el ahorcamiento es el principal
método entre los hombres. Las mujeres optan más por lanzarse al vacío
desde edificios altos.
-¿Los familiares consiguen saber que algo le pasa a esa persona?
-Ven
algo, saben que está mal, pero no son conscientes de la gravedad. Te
dicen que veían que estaba más triste de lo habitual. Es muy difícil que
puedan calibrar y adelantarse. Es imprevisible. No pueden controlar. La
solución para ellos es consultarnos, o llevar a su familiar ante un
profesional. Pero a la familia le cuesta mucho dar este paso.
-¿Por qué?
-Porque
existe la idea errónea de que si comentas este tipo de cosas con algún
familiar ocurrirá lo que te temías. También se dice que las noticias
sobre suicidios aumentan las cifras de autolesión mortal. Todos eso es
falso. Yo creo que hablar desde el respeto y la seriedad siempre es
positivo. Y puede ser de ayuda.
-¿Las familias se sienten culpables?
-Sí.
La culpa está siempre, es muy difícil disuadirlos. Es una situación de
gran sufrimiento, con distinta intensidad. Muchas familias
supervivientes siguen ocultandolo.
-Usted los llama supervivientes.
-Lo
son. Arrastran esto durante muchos años. Los tratamos en un programa
específico. Su duelo es muy largo. Algunos, hasta un 20%, acaban pasando
al otro programa: intentan quitarse la vida.
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