“Impactos letales” a evitar en la relación Líder – Subordinado.
Caer en los errores que se describen a continuación, provocará la disminución, hasta desaparecer, del compromiso del empleado con la organización. Pero, sabe, eso no es lo peor, puede conseguir que abandone la organización, con el coste que supone la pérdida de Capital Humano:
- Faltar a los compromisos acordados. Cuando un gestor de equipos no cumple con sus compromisos, se desencadena en el subordinado un terremoto de emociones: ira, decepción, frustración, tristeza. Romper un pacto hace mucho daño en la parte más débil.
- No respaldar a los subordinados. Cuando se comete un error puntual y se deja en soledad al trabajador ante clientes o clientes internos, aparte de desmotivación, se generará un resentimiento que dará lugar a la aparición de la inacción, que irremediablemente lleva al final de la autonomía en el trabajo.
- Despreocuparse de los problemas personales del subordinado. El líder debe preocuparse continuamente por el trabajador, por sus problemas personales, por sus inquietudes de carrera, por sus necesidades en general. Forma parte de sus funciones “ordinarias”.
- Apoderarse del mérito de los aciertos del empleado como propios. Cuando esto sucede, el trabajador piensa en que “Si no quieres que otro se lleve el mérito de tu trabajo, no hagas nada”. Volvemos a la inacción, a la desmotivación y al fin del compromiso.
- No felicitar al trabajador por el trabajo bien hecho. Esforzarse, hacer un trabajo de calidad, diferenciarse de los demás, sugerir mejoras y estar siempre disponible, entre otras situaciones, sin recibir un “gracias”, sin una palmadita en la espalda, unas palabras de aliento, desgasta mucho. El empleado espera un trato diferenciado proporcional a su contribución. Si el trato es estándar, el compromiso también será estándar, a la baja.
- Ignorar las inquietudes del empleado. Con la excusa de la falta de tiempo, muchos líderes, a veces incluso los que presumen de ser teóricos contra la procrastinación, se autoconvencen de que un problema planteado por el subordinado, no existe, y por tanto no va a ser tratado. Es una falta de respeto al trabajador no tomar siquiera en consideración el asunto, o posponerlo sin fecha de revisión. Un “No” explícito y motivado es mucho mejor que todo lo anterior.
- Frenar el desarrollo de los subordinados. Se cortan las alas directamente o se permite la evolución, pero con muchas limitaciones, como no poder utilizar sus recursos teóricos porque están en uso (Humanos o materiales). También puede suceder que no disponga del tiempo teórico asignado, pues la carga ordinaria de trabajo lo impide. La innovación de la empresa no debe desarrollarse a costa del tiempo de ocio del empleado.
- Abdicar sus responsabilidades en sus subordinados. Cuando el jefe debe tomar decisiones o realizar tareas que le son propias por su cargo, y se hace a un lado, para que las afronten los subordinados, pierde toda credibilidad frente a estos. Es en ese momento cuando se comienza a preguntar la plantilla, ¿cómo es posible que esta persona sea quien nos dirige?, ¿tengo yo que hacer su trabajo?
- Actitudes no ejemplares. Los líderes, cualquiera que tenga personas a su cargo, deben ser modelos para los demás. La mejor forma de inspirar a las personas que están a nuestro lado es empezar por ser digno de admiración. ¿Cuántas veces has visto arbitrariedades basadas en relaciones personales, familiares, o por razón de la superior categoría del sujeto del que se trate?
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