jueves, 24 de septiembre de 2020

Año 7. N.º 517. 63 años. Construcción. Cadanes. Asturias.

 

Fallece un albañil al caerle una viga encima mientras trabajaba en una casa en Piloña

El Comercio

Amalio Pérez Canto./Xuan Cueto
Amalio Pérez Canto. / XUAN CUETO

 
 Día 268
Trabajadores muertos.
"517"

Amalio Pérez Canto, de 63 años, estaba realizando mejoras en una casería de Cadanes cuando tuvo lugar el accidente en torno a las seis de la tarde

Lucía Ramos
LUCÍA RAMOS
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Luto en el concejo de Piloña por la muerte de su vecino Amalio Pérez Canto, esta tarde, en un accidente laboral a los 63 años. Natural de Lozana y cantero de profesión, se encontraba llevando a cabo una obra en una casería ubicada en la carretera entre Vallobal y Cadanes cuando le cayó una viga encima.

El Centro de Coordinación de Emergencias del 112 Asturias recibió la llamada a las 18.05 horas y de forma inmediata se informó al Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), que activó al médico de Atención Primaria y a la ambulancia de soporte vital básico de Infiesto, así como a la UVI móvil de Arriondas. Sin embargo, a su llegada los sanitarios no pudieron hacer nada por salvar la vida de Amalio.

 

Inmueble cerca de la localidad piloteas de Cadanes donde tuvo lugar el accidente.
Inmueble cerca de la localidad piloteas de Cadanes donde tuvo lugar el accidente. / XUAN CUETO

La noticia caía como un jarro de agua fría en la parroquia de San Juan de Berbío, cuya junta presidía desde hace años, al igual que la Junta de Aguas de la zona. Hijo único, residía con su madre, Consuelo, a quien ayer acudieron a arropar varios vecinos, pues tanto ella como su hijo son personas «muy queridas» en Lozana y toda la parroquia. «Es un golpe durísimo, Amalio era muy buena persona, se llevaba bien con todo el mundo y siempre estaba listo para ayudar en lo que pudiera», aseveraba, apenada, Loli Bermúdez, de la asociación Camín Real de Lozana.

Se da la circunstancia de que hace apenas diez meses, el pasado noviembre, dicha entidad homenajeó a Consuelo y su hermano José Manuel por ser los vecinos más longevos de la zona. «Fue muy bonito, lo disfrutaron con su familia», rememoró Bermúdez. Y es que, insistió, Amalio era una persona sumamente apreciada por sus paisanos. Un cariño y una preocupación que eran mutuos, pues él «estaba muy comprometido con la parroquia, siempre pendiente de los caminos y de cualquier cosa que fuera necesario arreglar».

De joven, tras finalizar sus estudios Amalio aprendió el oficio de cantero de la mano de un maestro gallego y adquirió gran destreza, por lo que no le faltaban los encargos. «Era muy buen cantero, muy fino por lo que decían los profesionales de la construcción de la zona», indicó Loli Bermúdez. Y lamentó su fallecimiento «cuando ya estaba pensando en jubilarse».

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