lunes, 8 de febrero de 2021

Recuerdos del 2014, Pensamiento critico.

 VICENÇ NAVARRO



Una de las mil razones para estar
indignados
12/01/2014

Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está pasando en su país. Seguro
que es consciente de que la situación económica y social del país no está yendo bien. En
realidad, está yendo muy mal. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión
Europea y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la economía
española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis
hasta veinte años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el
desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos
quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una situación
desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los jóvenes está
también afectando negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por
cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es que hay demasiados
ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente al
descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es que no haya jóvenes
sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento
catastrofista basado en la transición demográfica oculta.
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas llevadas a cabo por gobiernos
bajo el mandato de instituciones altamente influenciadas por la banca, tales como el Banco
Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Se lo digo yo,
que soy Catedrático de Políticas Públicas y he visto muchos casos antes, en otros
continentes, que experimentaron crisis muy semejantes. En realidad, a finales del siglo XX,
Latinoamérica sufrió una situación muy parecida.
Estos bancos que tienen una enorme influencia política (muy, pero que muy marcada en
España, donde el gobierno Rajoy es un mero instrumento de la banca), están forzando e
imponiendo políticas que son la causa de la crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy
está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España (lo mismo ocurre en
Catalunya con el gobierno de Artur Mas), recortando y recortando gasto y empleo público a
fin de reducir el déficit y la deuda pública. Estos recortes están contribuyendo a destruir
empleo y bajar la demanda que debería estimular la economía.
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española continúa subiendo y
subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de euros (lo cual es mucho dinero). Usted y
yo pagamos los intereses de esta deuda, que representa ya el segundo capítulo del
presupuesto del Estado después de la Seguridad Social. Este dinero suyo y mío va a los
bancos que han comprado esta deuda. Hoy los bancos españoles tienen casi la mitad de
esta deuda, 299.000 millones. La pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca el
banco el dinero para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho que le sorprenda,
procede de préstamos públicos. Cada año los bancos españoles piden prestado dinero al
Banco Central Europeo, BCE, una institución pública (que no funciona en realidad como un
banco central, sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos, menos del
1%. El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten a usted y a mí, y a las
pequeñas y medianas empresas, y así se resuelva el enorme problema de falta de crédito
que ha paralizado la economía. No sé si usted ha intentado conseguir un préstamo de la
banca. Si lo intenta, verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si reciben tanto dinero del
BCE?
La respuesta no es difícil de ver. Los bancos ganan mucho más dinero comprando deuda
pública a unos intereses muy altos (que el discurso oficial indica que el Estado necesita
ofrecer para que los Estados puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de un 4%,
6%, o incluso 13%. Imagínese el chollo que significa que reciban dinero a menos del 1% y
con ello compren bonos que les generan una cantidad de dinero muchas veces mayor que
la que pidieron prestada del BCE. ¿Se da cuenta? Y, sepa usted, que los banqueros en
España están entre los mejor pagados de la Unión Europea. Y los bancos más importantes
de España han estado entre las empresas con mayores beneficios. Si después de leer
todo esto no se ha indignado, es que no me he explicado bien.
Pero si me ha entendido bien, entonces prepárese para incrementar su nivel de
indignación, pues todo esto es totalmente innecesario. Todo este enorme sufrimiento,
incluido el elevado desempleo, es totalmente evitable. Es, repito, innecesario y dañino y
existe única y exclusivamente para el beneficio primordialmente de la banca. La solución a
esta situación es extremadamente fácil. El BCE debería prestar el mismo dinero, no a la
banca privada, sino a los Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a las
pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de interés que el Estado lo recibe del BCE.
Mire que fácil.
Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues porque la banca tiene un enorme
poder sobre el BCE, sobre las instituciones que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno
español y, no lo olvide, sobre los medios de información y persuasión. Y un ejemplo de ello
es que este artículo que ha estado leyendo no se publicará en ninguno de los cinco
rotativos más importantes del país. De ahí que le sugiera que lo distribuya ampliamente
entre amigos y familiares, porque la escasísima democracia que tenemos tiene que
cambiarse y ello empezará por tener una ciudadanía informada, que es lo que no tenemos.
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y
Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

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