sábado, 1 de abril de 2017

20 Aniversario 252.

COMENTARIO DEL DIARISTA:



ERAN POCO MAS DE LAS CINCO Y MEDIA DE LA MAÑANA CUANDO UNA LLAMADA  ME DESPERTO.

-EDUARDO.

-SI ¿QUIEN ES?

-Soy Florentino... el alcalde, ha descarrilado un tren en la estación.

-Mi mente aun dormida tardo unos segundos en reaccionar me había acostado esa misma noche con la noticia de un descarrilamiento de un tren en Navarra  que había ocasionado varios muertos...

-Enseguida bajo señor alcalde... 

Era hora de poner a prueba lo ensayado otras veces una cadena donde yo llamaría a dos voluntarios y estos a otros dos y estos a su vez a otros dos... 



1998  recibiendo el reconocimiento de la junta ese mismo año dejé la jefatura de P.C.





La noche que descarriló el Talgo de Barcelona a Málaga





Algunas de los supervivientes en su llegada a la estación
Algunas de los supervivientes en su llegada a la estación / ANTONIO SALAS
  • Hace ahora 20 años, el convoy se salió de la vía en Azuqueca y hubo dos muertos y 22 heridos

  • Vecinos y el propio gobernador de Guadalajara cuidaron a una niña de 7 años cuyos abuelos fueron víctimas del accidente

 

Dos muertos y 22 heridos fue el balance de víctimas del descarrilamiento del Talgo Barcelona-Málaga ocurrido el 1 de abril de 1997, hace ahora veinte años. El accidente ocurrió a las 4,20 horas de la madrugada a la entrada de la estación de Azuqueca de Henares (Guadalajara). Este siniestro se registró tan sólo nueve horas después de otro grave accidente ferroviario en Huarte Arakil (Navarra), donde 18 personas perdieron la vida y cerca de un centenar resultaron heridas. 

En una de las noches más trágicas de la historia de los ferrocariles españoles, cuando aún no habían terminado las tareas de rescate de las numerosas víctimas de Navarra, se producía un nuevo accidente ferroviario en Azuqueca de Henares, población alcarreña situada a unos 50 kilómetros de Madrid. En esta ocasión fue el tren Talgo Barcelona-Madrid-Málaga el que se salía de la vía en un desvío en las proximidades de la estación de Azuqueca, en un punto próximo a un cambio automático de agujas.

A consecuencia del siniestro resultaron muertos el empleado de Renfe José Manuel López López, auxiliar de literas del tren, y la ciudadana francesa Josefine Lambert, de 63 años, que viajaba a Marbella, -donde su familia tenía un negocio de hostelería-, con su marido, que resultó herido grave, y su nieta, Noemi, de 7 años, que resultó ilesa, y que fue acogida por el gobernador civil de Guadalajara en su casa hasta que sus padres se hicieron cargo de ella. Otras 22 personas fueron trasladas y atendidas en varios centros sanitarios de la comarca, la mayoría de las cuales fueron dadas de alta en las horas siguientes, para continuar después viaje por distintos medios hasta sus puntos de destino. 

Varios de los pasajeros que se dirigian a Málaga fueron evacuados a la capital, y entre estos, la ciudadaba, Nayat Maojaud Kabour, de 34 años, que fue trasladada en ambulancia hasta el Hospital Carlos Haya de Málaga en compañía de sus dos hijas y su sobrina, que resultaron ilesas.





El convoy siniestrado había salido a las diez de la noche de la estación de Sans, en Barcelona, con 54 viajeros repartidos en los 19 vagones. Su escasa ocupación evitó con seguridad que el número de víctimas fuera mayor. Tras seis horas de viaje, cuando el Talgo se aproximaba a

Azuqueca de Henares y la mayoría de los viajeros dormían, se produjo el descarrilamiento, que, según los testimonios de viajeros y los bomberos, fue de extrema violencia. Tras varios segundos eternos de terror y ruido infernal, siete de los 19 vagones caían al margen izquierdo de los raíles y tres de ellos quedaban completamente destrozados y montados unos sobre otros. Momentos después de ocurrir el accidente, numerosos vecinos de Azuqueca acudieron en auxilio de los viajeros accidentados, así como bomberos, fuerzas de seguridad y numerosos equipos sanitarios.

La pequeña Noemi

«Todo ocurrió en treinta segundos. El tren empezó a vibrar y a pegar saltos y pensé que todos nos íbamos al garete», relató a SUR Fernando Peinado, viajero del tren nada más llegar a la estación de Málaga junto a otros pasajeros que resultaron ilesos en el accidente. Los viajeros coincidieron en señalar que los vecinos de Azuqueca se volcaron con ellos. «Nos ofrecieron café, mantas y sus propias casas, por lo que les estamos eternamente agradecido», recordó Carlos, miembro de la Guardia Civil destinado en Lérida, que viajaba a Málaga con unos días de permiso, y que colaboró en las tareas de rescate.

Sobrecogedor fue el testimonio ofrecido por Esperanza Gutiérrez, vecina de Azuqueca de Henares, qué acudió junto a otros vecinos al lugar donde ocurrió el accidente, y que prestó los primeros auxilios a Noemi, la niña de 7 años que viajaba a Málaga con sus abuelos, uno de los cuales falleció en el accidente mientras que el otro resultó gravemente herido. «Mi marido y yo bajamos enseguida. Fue horroroso. No se veía apenas nada. Luego pudimos apreciar que era un descarrilamiento». A través de las dantescas escenas pudieron ver como entre el amasijo de hierros caminaba sin saber muy bien hacia donde una niña descalza que fue recogida por un guardia civil. «La iban a llevar a la estación o a meterla en un coche y les dije que si me la podía llevar a casa. Tenía mucho frío y se había hecho pipí». La pequeña Noemi, que hablaba castellano con acento francés, no dejó de preguntar por su abuela toda la noche. «Continuamente me preguntaba

Se conoce que la vio en muy mal estado». Ya por la mañana, el gobernador civil de Guadalajara, Jonás Picazo, llevó a la niña a visitar a su abuelo herido grave al hospital. La pequeña permaneció en la vivienda del gobernador hasta la llegada de sus padres.
Un posible fallo en el sistema de cambio automático de agujas próximo a la estación o un exceso de velocidad fueron las hipótesis que se apuntaron inicialmente como posibles causas del accidente.

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