COMENTARIO DEL DIARISTA:
ERAN POCO MAS DE LAS CINCO Y MEDIA DE LA MAÑANA CUANDO UNA LLAMADA ME DESPERTO.
-EDUARDO.
-SI ¿QUIEN ES?
-Soy Florentino... el alcalde, ha descarrilado un
tren en la estación.
-Mi mente aun dormida tardo unos segundos en
reaccionar me había acostado esa misma noche con la noticia de un
descarrilamiento de un tren en Navarra que había ocasionado varios
muertos...
-Enseguida bajo señor alcalde...
Era hora de poner a prueba lo ensayado otras
veces una cadena donde yo llamaría a dos voluntarios y estos a otros dos y
estos a su vez a otros dos...
1998 recibiendo el reconocimiento de la junta ese mismo año dejé la jefatura de P.C. |
La noche que descarriló el Talgo de Barcelona a Málaga
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Hace ahora 20 años, el convoy se salió de la vía en Azuqueca y hubo dos muertos y 22 heridos
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Vecinos y el propio gobernador de Guadalajara cuidaron a una niña de 7 años cuyos abuelos fueron víctimas del accidente
Dos muertos y 22 heridos fue el balance de víctimas del
descarrilamiento del Talgo Barcelona-Málaga ocurrido el 1 de abril de
1997, hace ahora veinte años. El accidente ocurrió a las 4,20 horas de
la madrugada a la entrada de la estación de Azuqueca de Henares
(Guadalajara). Este siniestro se registró tan sólo nueve horas después
de otro grave accidente ferroviario en Huarte Arakil (Navarra), donde 18
personas perdieron la vida y cerca de un centenar resultaron heridas.
En una de las noches más trágicas de la historia de los
ferrocariles españoles, cuando aún no habían terminado las tareas de
rescate de las numerosas víctimas de Navarra, se producía un nuevo
accidente ferroviario en Azuqueca de Henares, población alcarreña
situada a unos 50 kilómetros de Madrid. En esta ocasión fue el tren
Talgo Barcelona-Madrid-Málaga el que se salía de la vía en un desvío en
las proximidades de la estación de Azuqueca, en un punto próximo a un
cambio automático de agujas.
A consecuencia del siniestro resultaron muertos el empleado
de Renfe José Manuel López López, auxiliar de literas del tren, y la
ciudadana francesa Josefine Lambert, de 63 años, que viajaba a Marbella,
-donde su familia tenía un negocio de hostelería-, con su marido, que
resultó herido grave, y su nieta, Noemi, de 7 años, que resultó ilesa, y
que fue acogida por el gobernador civil de Guadalajara en su casa hasta
que sus padres se hicieron cargo de ella. Otras 22 personas fueron
trasladas y atendidas en varios centros sanitarios de la comarca, la
mayoría de las cuales fueron dadas de alta en las horas siguientes, para
continuar después viaje por distintos medios hasta sus puntos de
destino.
Varios de los pasajeros que se dirigian a Málaga fueron
evacuados a la capital, y entre estos, la ciudadaba, Nayat Maojaud
Kabour, de 34 años, que fue trasladada en ambulancia hasta el Hospital
Carlos Haya de Málaga en compañía de sus dos hijas y su sobrina, que
resultaron ilesas.
El convoy siniestrado había salido a las diez de la noche de
la estación de Sans, en Barcelona, con 54 viajeros repartidos en los 19
vagones. Su escasa ocupación evitó con seguridad que el número de
víctimas fuera mayor. Tras seis horas de viaje, cuando el Talgo se
aproximaba a
Azuqueca de Henares y la mayoría de los viajeros dormían, se
produjo el descarrilamiento, que, según los testimonios de viajeros y
los bomberos, fue de extrema violencia. Tras varios segundos eternos de
terror y ruido infernal, siete de los 19 vagones caían al margen
izquierdo de los raíles y tres de ellos quedaban completamente
destrozados y montados unos sobre otros. Momentos después de ocurrir el
accidente, numerosos vecinos de Azuqueca acudieron en auxilio de los
viajeros accidentados, así como bomberos, fuerzas de seguridad y
numerosos equipos sanitarios.
La pequeña Noemi
«Todo ocurrió en treinta segundos. El tren empezó a vibrar y
a pegar saltos y pensé que todos nos íbamos al garete», relató a SUR
Fernando Peinado, viajero del tren nada más llegar a la estación de
Málaga junto a otros pasajeros que resultaron ilesos en el accidente.
Los viajeros coincidieron en señalar que los vecinos de Azuqueca se
volcaron con ellos. «Nos ofrecieron café, mantas y sus propias casas,
por lo que les estamos eternamente agradecido», recordó Carlos, miembro
de la Guardia Civil destinado en Lérida, que viajaba a Málaga con unos
días de permiso, y que colaboró en las tareas de rescate.
Sobrecogedor fue el testimonio ofrecido por Esperanza
Gutiérrez, vecina de Azuqueca de Henares, qué acudió junto a otros
vecinos al lugar donde ocurrió el accidente, y que prestó los primeros
auxilios a Noemi, la niña de 7 años que viajaba a Málaga con sus
abuelos, uno de los cuales falleció en el accidente mientras que el otro
resultó gravemente herido. «Mi marido y yo bajamos enseguida. Fue
horroroso. No se veía apenas nada. Luego pudimos apreciar que era un
descarrilamiento». A través de las dantescas escenas pudieron ver como
entre el amasijo de hierros caminaba sin saber muy bien hacia donde una
niña descalza que fue recogida por un guardia civil. «La iban a llevar a
la estación o a meterla en un coche y les dije que si me la podía
llevar a casa. Tenía mucho frío y se había hecho pipí». La pequeña
Noemi, que hablaba castellano con acento francés, no dejó de preguntar
por su abuela toda la noche. «Continuamente me preguntaba
Se conoce que la vio en muy mal estado». Ya por la mañana,
el gobernador civil de Guadalajara, Jonás Picazo, llevó a la niña a
visitar a su abuelo herido grave al hospital. La pequeña permaneció en
la vivienda del gobernador hasta la llegada de sus padres.
Un posible fallo en el sistema de cambio automático de
agujas próximo a la estación o un exceso de velocidad fueron las
hipótesis que se apuntaron inicialmente como posibles causas del
accidente.
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