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sábado, 13 de enero de 2024

Por su interés reproducimos un Editorial del Decano.

 

Morir trabajando

Publicado por: El Decano
 
12/01/2024 12:40 PM
Imagen: UGT Castilla-La Mancha.
Imagen: UGT Castilla-La Mancha.

A la hora de escribir estas líneas, miles de trabajadores de la provincia estarán en sus puestos de trabajo. De estos miles, varias decenas sufrirán un accidente laboral. E incluso alguno de ellos puede tener un desenlace fatal: la muerte. 

No es que seamos agoreros, es la triste realidad que se vive en Castilla-La Mancha desde hace demasiados años. El secretario regional de CCOO, Paco de la Rosa, afirmaba ayer en rueda de prensa que "en esta tierra, como mínimo, mueren cada mes tres trabajadores en accidente de trabajo y cada día se producen 70 accidentes con baja, algunos de ellos graves. No es normal que todos los años haya 40 muertos en Castilla-La Mancha por un accidente de trabajo evitable en el 99,9% de las ocasiones".

A pesar de que los datos de siniestralidad laboral en los primeros meses del año 2023 constatan que el número de accidentes con baja se había reducido en la región en un 14,9%, lo cierto y verdad es que Castilla-La Mancha es la cuarta región española en la tasa de accidentes y, tristemente, Guadalajara lidera el ranking en el índice de accidentes de trabajo a nivel nacional. 

Según los últimos datos estadísticos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, entre enero y agosto de 2023 se produjeron en la provincia 2.810 accidentes laborales que requirieron de una baja médica, de los que 12 fueron graves, 2.794 leves y cuatro registraron víctimas mortales. Además, se contabilizaron 280 accidentes 'in itinere' de los que uno fue grave.

A estas cifras hay que sumar los muchos siniestros que se habrán producido en los últimos cuatro meses del año, entre ellos, el accidente con resultado de muerte que tuvo lugar el pasado 15 de diciembre en la ciudad, a las puertas de la Navidad. La víctima, un joven trabajador que falleció tras volcar una carretilla elevadora y quedar atrapado bajo ella en una empresa de aparatos de refrigeración ubicada en la avenida Cristóbal Colón en la que prestaba servicios a través de una Empresa de Trabajo Temporal.

Las frías cifras no nos deben hacer olvidar que detrás de cada muerte hay una persona. Una persona que ha perdido la vida por ir a ganarse la vida. Una persona que, al levantarse esa mañana para incorporarse a su puesto de trabajo, no sabía que iba a ser el último día. Los datos tampoco deben hacernos perder de vista a las familias, amigos y compañeros de las víctimas. No podemos imaginar el dolor que se debe sentir al recibir una llamada comunicando que tu padre, madre, hermano o amigo ha muerto. Y lo peor de todo, que se podría haber evitado. 

Ese es el principal reto que sindicatos, empresarios, trabajadores y administraciones deben abordar de inmediato. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los cursos de formación, la implantación de la figura de los delegados de prevención han demostrado que, de momento, a pesar de ser herramientas útiles, de poco o nada han servido para reducir la siniestralidad laboral, especialmente en la provincia.  

Se trata de un problema que debe abordarse desde múltiples ángulos. 

Es necesario que los empresarios se tomen en serio las medidas preventivas en sus empresas. En demasiadas ocasiones les sale más barato pagar una indemnización que aplicar las medidas de seguridad de forma efectiva. Deben, además, exigir a sus subcontratas que velen por que los trabajadores temporales tengan la misma cobertura que los de plantilla en caso de accidente laboral con baja o mortal, algo que hoy por hoy, en Guadalajara, brilla por su ausencia y contribuye a aumentar las cifras de siniestralidad.  

Es preciso que los sindicatos de clase alcen la voz con más fuerza y hagan presión para que la legislación se cumpla. Presión en los centros de trabajo. Presión en las calles. Presión ante los empresarios. Y presión ante las instituciones responsables. 

Es imprescindible que las administraciones implicadas actúen de forma contundente contra aquellas empresas que incumplen la legislación. Y es urgente, tal y como exigen los sindicatos, dotar de más recursos humanos y materiales a la Inspección de Trabajo para que controle el cumplimiento de las normas. Así como a la Fiscalía de Salud Laboral, para que investigue y depure responsabilidades. 

Y es básico que los propios trabajadores adopten las medidas de seguridad que se ponen a su disposición y, en caso de no tenerlas, denunciarlo. Siempre denunciarlo. Y exigir. Pero también ser conscientes de que los riesgos en el trabajo existen, por lo que debe imponerse la cultura de la prevención.

En este sentido, el pasado viernes UGT, CCOO y la Fiscalía de Castilla-La Mancha mantuvieron un encuentro en el que se acordó ampliar el convenio que mantienen en materia de seguridad laboral, ampliándolo para que los sindicatos puedan denunciar directamente ante la Fiscalía los casos de accidente y las situaciones de riesgo con peligro grave por incumplimientos en materia preventiva. Una medida que será bienvenida cuando sea una realidad. 

Al hablar de accidentes laborales, la Logística se lleva la palma en la provincia. Las caídas, golpes, sobreesfuerzos y lesiones musculares y óseas son el pan de cada día en los accidentes con baja que se producen en Guadalajara. Le siguen en la lista los registrados en otros sectores como la Industria, la Construcción y de la Agricultura. 

Pero la siniestralidad no sólo es física. Quizá, un dato que suele pasar desapercibido en las estadísticas es el de los riesgos psicológicos derivados del estrés y las cargas de trabajo que terminan por pasar factura física. Según los últimos datos de la Estadística de Accidentes de Trabajo del Ministerio del ramo, la mayor parte de las muertes en la jornada laboral se produce por infartos y derrames cerebrales, seguidos de accidentes de tráfico, atrapamientos, amputaciones, caídas y choques contra objetos en movimiento. A ellas hay que sumar las bajas derivadas del ámbito profesional que nunca se reconocen como accidentes y no cuentan en las estadísticas pero dejan secuelas de por vida a los trabajadores.

El año que comienza abre una oportunidad para que todos los implicados se pongan manos a la obra con el objetivo de reducir las cifras de accidentes laborales, especialmente en nuestra provincia, donde este asunto está alcanzando unas dimensiones dramáticas.

El trabajo, además de un derecho, es una garantía. Es la tranquilidad de poder disponer de un salario que nos permita vivir de forma medianamente digna. Trabajar nunca debería ser sinónimo de riesgo y enfermedad. Y mucho menos de muerte.  

Urge ponerse manos a la obra.   

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