Beatriz Talegón y el efecto boomerang
Pablo Iglesias
Profesor de Ciencia Política en la Complutense, donde también estudió Derecho. Tras doctorarse, se especializó en humanidades en la Universidad Carlos III y en filosofía de los media y comunicación en el European Graduate School. Polemista por vocación y fascinado por la comunicación política, dirige y presenta la tertulia política La TuerKa, que muchos consideran la más crítica de la televisión.Twitter: @Pablo_Iglesias_
17 feb 2013 fuente Diario digital "Público"
El viernes, apenas 24 horas antes
de los abucheos a Talegón y a López Aguilar en la manifestación de
Madrid, estuve charlando un buen rato con la responsable de la Unión
Internacional de Juventudes Socialistas. Habíamos intercambiado correos
electrónicos desde hace tiempo, bastante antes de que Beatriz saltara a
la fama por haber dicho unas cuantas verdades a la cara a los jerarcas
de la Internacional Socialista en Portugal, y aprovechamos su estancia
en Madrid para conocernos en persona y hablar de política.
Beatriz es seguidora de La Tuerka, el
programa que presento, y me constan tanto la nobleza de sus intenciones
políticas como sus simpatías por una izquierda nada condescendiente con
el partido en el que milita. Aunque en la izquierda somos amantes de las
teorías conspiranoicas, puedo asegurar que no hay nada en ella que se
parezca a una operación de marketing de los socialistas. Es más fácil
que todo eso, Beatriz le echó agallas y a partir de ahí los
acontecimientos se desataron y me temo que las circunstancias han
generado un efecto boomerang que la ha sobrepasado.
¿Qué quiero decir con efecto boomerang?
Creo que Beatriz ha sido víctima de la misma medicina que ella aplicó a
los dirigentes de su partido. Es injusto pero la política funciona así y
no debería sorprenderse de que si acude a una manifestación contra los
desahucios acompañada de un ex ministro (por simpático y buen
caricaturista que sea, López Aguilar no deja de ser uno de los
responsables políticos de la desprotección de las familias frente a los
bancos), los ánimos de una parte de la gente puedan desatarse. Pondré un
ejemplo equivalente. Nadie se sorprendería de que en una manifestación
de las víctimas de ETA se insultara a un dirigente de la Izquierda
Abertzale, por mucho que hubiera sido crítico con los atentados. Es más,
de una de esas manifestaciones tuvo que salir escoltado el propio Pepe
Bono; ya se sabe que la militancia de la AVT y del PP no se anda con
chiquitas. El abucheo y la presión numérica en una marcha forman parte,
al fin y al cabo, de la cultura política mediterránea y en un país con
millones de parados y gente que se suicida porque les echan de su
vivienda, no hay que echarse las manos a la cabeza porque la policía
haga su trabajo escoltando a un ministro y a su acompañante.
Sin embargo, sería un terrible error que
la izquierda y los movimientos sociales no comprendiéramos lo que
significa que haya dirigentes como Talegón. Sería un error que nuestra
ingenuidad y nuestra obsesión conspiranoica empujaran a Beatriz a volver
al redil del que salió. Imagínense las sonrisas de condescendencia de
todos los sapos con coche oficial del PSOE cuando saluden ahora a
Beatriz “¿Lo ves bonita? Anda, vuelve a casa y pórtate bien que aquí sí
te queremos”.
Si algo hemos aprendido haciendo debates
en La Tuerka es que a las bases socialistas nuestro discurso les gusta
mucho más que el de los dirigentes de su partido. Pedro Zerolo lo ha
comprendido perfectamente (basta verle defender la revolución
bolivariana en nuestros programas para comprobarlo) mientras que otros
sufren (y me consta que les duele mucho) al verse situados junto al
Partido Popular como la cara amable del mismo Régimen.
Talegón no es más que un síntoma de que
ese Régimen se descompone. Una dirigente que se avergüenza de los suyos y
les saca los colores y encima se une a una manifestación contra los
desahucios. ¿Por qué tenemos tanto miedo a asumir que estamos ganando?
¿Qué mejor síntoma de nuestra victoria que tener a los hijos del Régimen
tras nuestras pancartas? ¿De verdad somos tan miopes y tan cobardes de
pensar que es todo una campaña de marketing para “recuperar” las luchas?
Desde luego Beatriz se equivocó marchando
en la manifestación con un ex ministro pero para la próxima me ofrezco
yo a caminar a su lado. Entonces la preocupación quizá la tengan en
Ferraz (allí preocupa mucho, permítaseme el chiste, que cualquiera de
los suyos se acerque a Pablo Iglesias) y a lo mejor la próxima vez es en
el PSOE donde la abuchean.
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