Siniestro de trabajo un problema público.
Seguridad laboral
El accidente siniestro de trabajo, un problema público
10.04.2016
ANDRÉS PEDREÑO
La problemática de los cuerpos (y mentes) dañados en el trabajo ha desaparecido como problemática pública. La razón no cabe encontrarla en la desaparición del accidente de trabajo. Por el contrario, tal hecho trágico sigue muy presente y en progresivo crecimiento, pero se ha invisibilizado en la discusión pública. Periódicamente los mass media informan de tal o cual accidente, pero siempre como ´un suceso´ desprovisto de contexto, pues nunca se explicitan las condiciones de trabajo y la relación salarial en la que tuvo lugar el accidente.
Recientemente, la Mutua Asepeyo presentó un estudio sobre la accidentabilidad del trabajo en la que aseguraba «la Región de Murcia se situó en 2015 por debajo de la media nacional con un porcentaje del 3,63%». Si se miran con detenimiento los indicadores utilizados, nos daremos cuenta que el estudio de Asepeyo hace un uso salvaje de la estadística al centrarse en las cifras absolutas (y posterior cálculo de porcentajes). El resultado es una realidad falseada y eso es muy grave, pues desactiva con datos imprecisos las alarmas públicas que necesitamos.
Las estadísticas sobre accidentes en todas las fuentes oficiales (ministerio de Trabajo e Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia) utilizan un indicador estadístico que es el más riguroso para medir los accidentes de trabajo que es el Índice de Incidencia de los Accidentes de Trabajo (accidentes de trabajo con baja o por muerte por cada cada 100.000 afiliados a la Seguridad Social con cobertura por contingencia de accidente).
Según este indicador, la Región de Murcia se sitúa por encima del índice estatal para el total de accidentes de trabajo con baja: un índice del 3.276 frente a la media estatal del 3.189,5 en 2015. Esto sitúa a la Región de Murcia en la posición octava de aquellas Comunidades autónomas que están por encima de la media estatal.
Si se analiza el Índice de Incidencia de los Accidentes Laborales Mortales, la realidad es todavía más negativa para la Región de Murcia. En 2015, dicho índice en la Región de Murcia fue del 4,49, muy por encima de la media estatal, que fue del 3,55. La Región de Murcia ocupa la posición sexta entre las Comunidades autónomas con mayor índice de accidentes de trabajo mortales.
Pero lo que introduce mayor significación a los datos es situarlos en series que permitan visibilizar la evolución temporal del problema. Es así como percibimos el cambio de tendencia que se produce a partir de 2012 en la evolución de los accidentes de trabajo. Si hasta 2012 la tendencia era decreciente, a partir de entonces es creciente hasta hoy. Esto es el gran problema: se ha asalvajado tanto el mercado de trabajo, gracias a las desregulaciones de las reformas laborales del PP y del PSOE más recientes, que ahora nos encontramos que los accidentes de trabajo no cesan de incrementarse año tras año.
En la Región de Murcia, se ha incrementado un 8% el Índice de Incidencia de los Accidentes de Trabajo en el 2015 respecto a 2014. Si miramos las series mensuales del Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia volvemos a detectar esta tendencia creciente. El último dato que se ha publicado se refiere a febrero de 2016: en febrero 2014, en la Región de Murcia hubo 1.173 accidentes de trabajo con baja (número absoluto). En febrero de 2015 hubo 1.291. En febrero de 2016 ha habido 1.718 accidentes con baja, es decir, más de 600 accidentes de trabajo más que hace dos años.
Son los accidentes de trabajo mortales donde de nuevo se dimensiona la tragedia. Entre enero-febrero de 2016 se han producido 11 accidentes mortales. Es decir, en tan sólo dos meses se ha producido el 50% de los accidentes mortales que hubo en todo el 2014 (20) y en todo el 2015 (22). Si persiste esta tendencia, 2016 puede ser el año donde la accidentabilidad con víctimas mortales se eleve a niveles históricos en la Región de Murcia.
Veinte años después de la aprobación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales éste es el panorama en el que nos encontramos. Han proliferado un montón de ´negocietes´ privados que mercadean con la prevención como negocio, al tiempo que asistimos a una muerte lenta de toda la arquitectura pública de la prevención. Por ejemplo, en la Ley de Presupuestos 2016 presentada por el Gobierno del PP, el Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia, dependiente de la consejería de Desarrollo Económico y Empleo, ha visto sus presupuestos disminuidos en un 46,25% desde 2012 hasta 2016; disminución que afecta tanto a los gastos de personal (un 39,51%) y a los gastos corrientes en bienes y servicios (un 37,14%), siendo el capítulo de inversiones reales el más afectado, con un 0%.
Se abre en España una nueva etapa política. El accidente de trabajo y la prevención de riesgos deben tener la presencia pública que merecen. Se debe recuperar la Ley de Prevención y los organismos públicos responsables de desarrollarla y hacerla cumplir. Debe avanzarse en la participación de los trabajadores en su propia salud. También hay que dar el salto que nunca se dio en la coordinación entre la administración sanitaria y laboral. Es necesario un cambio político y de rumbo urgente.
La problemática de los cuerpos (y mentes) dañados en el trabajo ha desaparecido como problemática pública. La razón no cabe encontrarla en la desaparición del accidente de trabajo. Por el contrario, tal hecho trágico sigue muy presente y en progresivo crecimiento, pero se ha invisibilizado en la discusión pública. Periódicamente los mass media informan de tal o cual accidente, pero siempre como ´un suceso´ desprovisto de contexto, pues nunca se explicitan las condiciones de trabajo y la relación salarial en la que tuvo lugar el accidente.
Recientemente, la Mutua Asepeyo presentó un estudio sobre la accidentabilidad del trabajo en la que aseguraba «la Región de Murcia se situó en 2015 por debajo de la media nacional con un porcentaje del 3,63%». Si se miran con detenimiento los indicadores utilizados, nos daremos cuenta que el estudio de Asepeyo hace un uso salvaje de la estadística al centrarse en las cifras absolutas (y posterior cálculo de porcentajes). El resultado es una realidad falseada y eso es muy grave, pues desactiva con datos imprecisos las alarmas públicas que necesitamos.
Las estadísticas sobre accidentes en todas las fuentes oficiales (ministerio de Trabajo e Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia) utilizan un indicador estadístico que es el más riguroso para medir los accidentes de trabajo que es el Índice de Incidencia de los Accidentes de Trabajo (accidentes de trabajo con baja o por muerte por cada cada 100.000 afiliados a la Seguridad Social con cobertura por contingencia de accidente).
Según este indicador, la Región de Murcia se sitúa por encima del índice estatal para el total de accidentes de trabajo con baja: un índice del 3.276 frente a la media estatal del 3.189,5 en 2015. Esto sitúa a la Región de Murcia en la posición octava de aquellas Comunidades autónomas que están por encima de la media estatal.
Si se analiza el Índice de Incidencia de los Accidentes Laborales Mortales, la realidad es todavía más negativa para la Región de Murcia. En 2015, dicho índice en la Región de Murcia fue del 4,49, muy por encima de la media estatal, que fue del 3,55. La Región de Murcia ocupa la posición sexta entre las Comunidades autónomas con mayor índice de accidentes de trabajo mortales.
Pero lo que introduce mayor significación a los datos es situarlos en series que permitan visibilizar la evolución temporal del problema. Es así como percibimos el cambio de tendencia que se produce a partir de 2012 en la evolución de los accidentes de trabajo. Si hasta 2012 la tendencia era decreciente, a partir de entonces es creciente hasta hoy. Esto es el gran problema: se ha asalvajado tanto el mercado de trabajo, gracias a las desregulaciones de las reformas laborales del PP y del PSOE más recientes, que ahora nos encontramos que los accidentes de trabajo no cesan de incrementarse año tras año.
En la Región de Murcia, se ha incrementado un 8% el Índice de Incidencia de los Accidentes de Trabajo en el 2015 respecto a 2014. Si miramos las series mensuales del Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia volvemos a detectar esta tendencia creciente. El último dato que se ha publicado se refiere a febrero de 2016: en febrero 2014, en la Región de Murcia hubo 1.173 accidentes de trabajo con baja (número absoluto). En febrero de 2015 hubo 1.291. En febrero de 2016 ha habido 1.718 accidentes con baja, es decir, más de 600 accidentes de trabajo más que hace dos años.
Son los accidentes de trabajo mortales donde de nuevo se dimensiona la tragedia. Entre enero-febrero de 2016 se han producido 11 accidentes mortales. Es decir, en tan sólo dos meses se ha producido el 50% de los accidentes mortales que hubo en todo el 2014 (20) y en todo el 2015 (22). Si persiste esta tendencia, 2016 puede ser el año donde la accidentabilidad con víctimas mortales se eleve a niveles históricos en la Región de Murcia.
Veinte años después de la aprobación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales éste es el panorama en el que nos encontramos. Han proliferado un montón de ´negocietes´ privados que mercadean con la prevención como negocio, al tiempo que asistimos a una muerte lenta de toda la arquitectura pública de la prevención. Por ejemplo, en la Ley de Presupuestos 2016 presentada por el Gobierno del PP, el Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia, dependiente de la consejería de Desarrollo Económico y Empleo, ha visto sus presupuestos disminuidos en un 46,25% desde 2012 hasta 2016; disminución que afecta tanto a los gastos de personal (un 39,51%) y a los gastos corrientes en bienes y servicios (un 37,14%), siendo el capítulo de inversiones reales el más afectado, con un 0%.
Se abre en España una nueva etapa política. El accidente de trabajo y la prevención de riesgos deben tener la presencia pública que merecen. Se debe recuperar la Ley de Prevención y los organismos públicos responsables de desarrollarla y hacerla cumplir. Debe avanzarse en la participación de los trabajadores en su propia salud. También hay que dar el salto que nunca se dio en la coordinación entre la administración sanitaria y laboral. Es necesario un cambio político y de rumbo urgente.
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