En la última década, mueren en España de media 670 trabajadores cada año en accidentes laborales
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Que una media de 670 trabajadores mueran cada año en accidentes laborales debería ser un escándalo nacional. Sin embargo, estas muertes pasan desapercibidas en los grandes medios y en la esfera política, que raramente las tratan como un problema sistémico.
Por David Hurtado | 1/05/2025
En los últimos diez años, centenares de trabajadores han muerto cada año en España en accidentes laborales. Lejos de ser un problema marginal, estas cifras responden a una cuestión estructural vinculada al modo de producción capitalista, cuyo pilar es la explotación de la clase trabajadora por parte de la patronal para maximizar beneficios. Si ponemos el foco en la última década, concretamente en los fallecimientos por accidente laboral entre 2014 y 2024, vemos como se trata de un fenómeno grave que pasa desapercibido en los grandes medios de comunicación y en la esfera política nacional.
Un balance alarmante
Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social y del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), entre 2014 y 2024, más de 6.700 trabajadores perdieron la vida en accidentes laborales en España, considerando tanto los ocurridos durante la jornada laboral como los in itinere (en el trayecto al trabajo). A continuación, un resumen de las cifras anuales:
2014: 580 fallecidos
2015: 629 fallecidos
2016: 607 fallecidos
2017: 618 fallecidos
2018: 574 fallecidos
2019: 721 fallecidos
2020: 650 fallecidos (estimación, afectada por la pandemia)
2021: 704 fallecidos
2022: 826 fallecidos (récord reciente)
2023: 721 fallecidos
2024: 741 fallecidos
La media anual de muertes por accidentes laborales en este período es de aproximadamente 670 trabajadores. Esta cifra, equivalente a más de una muerte diaria, es alarmante y pone en evidencia una realidad que los grandes medios de comunicación tienden a ignorar, relegándola a breves notas de prensa o estadísticas frías. En 2022, el pico de 826 fallecidos marcó el peor año de la década, impulsado por tragedias como el naufragio del pesquero Villa de Pitanxo, que dejó 21 víctimas. Aunque 2023 mostró una leve mejoría (721 fallecidos), los datos parciales de 2024 indicaron un repunte del 11,6%.
Sectores de alto riesgo
Los sectores con mayor siniestralidad mortal son la construcción, el transporte y almacenamiento, la industria manufacturera y la agricultura. En 2024, por ejemplo, el transporte registró 138 fallecidos y la construcción 135 hasta noviembre, según datos del Ministerio de Trabajo. La construcción, con sus trabajos en altura y manejo de maquinaria pesada, sigue siendo un entorno de alto riesgo. El transporte, por su parte, está marcado por accidentes de tráfico y largas jornadas que agotan a los conductores. La agricultura y la industria también presentan condiciones peligrosas, desde el uso de maquinaria sin mantenimiento adecuado hasta la exposición a sustancias químicas.
Causas de muerte
Las causas más comunes de estos fallecimientos son: infartos y derrames cerebrales (patologías no traumáticas): representan una proporción significativa, especialmente en sectores con alta presión laboral; accidentes de tráfico: frecuentes en el transporte y en trayectos in itinere; caídas desde altura: comunes en la construcción y atrapamientos y golpes por maquinaria: habituales en industria y agricultura.
Aunque las medidas de seguridad en los centros de trabajo son cruciales, reducir estas muertes a una mera cuestión de protocolos técnicos es engañoso. La explotación laboral juega un papel central en estas muertes. La precariedad, los contratos temporales, las jornadas extenuantes y la presión por cumplir plazos imposibles generan estrés crónico, ansiedad y una peor calidad de vida para los trabajadores. Estos factores no solo aumentan el riesgo de errores humanos en entornos peligrosos, sino que también contribuyen directamente a problemas de salud como los infartos.
Los empresarios priorizan la productividad y los beneficios sobre el bienestar de sus empleados. La subcontratación, la falta de formación adecuada y el incumplimiento de normativas laborales son prácticas comunes que agravan la situación. La explotación no es solo una cuestión de salarios bajos o contratos precarios; es un sistema que desgasta a los trabajadores hasta poner en riesgo sus vidas.
Silencio mediático
Que una media de 670 trabajadores mueran cada año en accidentes laborales debería ser un escándalo nacional. Sin embargo, estas muertes pasan desapercibidas en los grandes medios y en la esfera política, que raramente las tratan como un problema sistémico. Las víctimas se convierten en números, y las causas estructurales —como la explotación laboral— apenas se mencionan. Este silencio contribuye a normalizar una realidad inaceptable, dejando a los trabajadores desprotegidos y a la sociedad desinformada.
Las muertes por accidentes laborales no son inevitables. Más allá de mejorar las medidas de seguridad, es fundamental abordar la raíz del problema: la explotación laboral. Los trabajadores deben organizarse, fortaleciendo sindicatos independientes que defiendan sus intereses de clase. La lucha obrera es la única vía para visibilizar esta cuestión y hacer frente a la explotación. Es más necesario que nunca romper el silencio y poner la vida de los trabajadores en el centro del debate público, señalando al modo de producción capitalista como la raíz del problema.
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