...MUERTES DE SEGUNDA LAS QUE A NADIE INTERESAN, LAS QUE NO SALEN EN LOSINFORMATIVOS, NI LAZOS NEGROS NI ROSAS NI BANDERAS A MEDIA ASTA "ACCIDENTES CREO QUE LO LLAMAN Y CON ESO ESTA TODO DICHO DOS MUERTOS DIARIOS EN ESPAÑA Y NO PASA NADA, SI FUERA EL EBOLA SERIA UNA PANDEMIA SI FUERA CUALQUIER OTRA COSA TODAS LAS ALARMAS SALTARIAN PERO NO SON OBREROS Y TRABAJADORES SOBRAN EN ESPAÑA" NO PASA NADA FUE UN TRISTE ACCIDENTE INEVITABLE
Editorial de diario de noticias
Insistir en la seguridad y prevención laboral
La muerte de un trabajador
en Tudela exige esclarecer al máximo los hechos y aclarar
responsabilidades y recuerda que, pese a las medidas legales y la
concienciación, la siniestralidad en el trabajo sigue arrojando cifras
escandalosas
Jueves, 14 de Agosto de 2014 - Actualizado a las 06:07h
el artículo 40.2
de la Constitución de 1978 encomienda a los poderes públicos velar por
la seguridad e higiene en el trabajo. Esto es también lo que plasma el
primer párrafo de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, pero lo que
dicta la realidad, al menos la recogida en las estadísticas de cada
año, es que la siniestralidad laboral sigue arrojando cifras
escandalosas. Es cierto que el endurecimiento de la legislación, la
presión de los sindicatos, la concienciación de empresarios y
trabajadores y la crisis -uno de los sectores más afectados por la
recesión económica de estos años ha sido la construcción, que también
acumulaba un alto porcentaje de accidentes laborales-, han reducido
progresivamente las cifras de muertes y heridos en su trabajo, pero aún
así, las cifras siguen siendo muy altas. De hecho, en Navarra, en 2013,
la siniestralidad laboral subió un 1,6% -12 personas perdieron la vida
trabajando, cuatro más que en 2012-, y también aumentó el número de
percances graves y de accidentes por cada 1.000 personas ocupadas, hasta
una tasa del 27%. La muerte el martes en Tudela de Felipe Alevesque
Jalle, de 45 años de edad y vecino de Ribaforada, ha sido el último
accidente laboral grave en Navarra. Queda para la investigación policial
y judicial delimitar las responsabilidades de cada cual, pero un
accidente laboral, más aún con resultado de muerte, es un fracaso
colectivo. En primer lugar, para la empresa en caso de que no haya
puesto todos los medios a su alcance para garantizar la integridad de
sus trabajadores y trabajadoras en el ejercicio de sus tareas. Y para
éstos, que son quienes en un momento dado pueden llegar a jugarse la
vida en su jornada de trabajo. Es, en este sentido, necesario esclarecer
al máximo los hechos y valorar las posibles responsabilidades. Sobre
todo porque el del martes no puede considerarse un caso aislado. Sin
olvidar que los sindicatos están denunciando insistentemente que la
prevención está siendo otra de las víctimas de la crisis en las
empresas navarras, con la pérdida de personal específico, una deficiente
evaluación de riesgos y la falta de una planificación eficaz preventiva
como principales carencias. Porque además de la realidad de factores
objetivos como la subcontratación, la precariedad o la falta de
cualificación, la pérdida de derechos sociales y laborales y la
consideración del trabajo como un gasto y no como un valor añadido,
aumentan una desregulación laboral donde se origina la siniestralidad
mortal. Es, por tanto, una fatalidad humana en gran medida evitable.
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