Separar residuos es un deber sencillo para el ciudadano. Cada residuo –plástico, orgánico, vidrio o cartón– a un lado y, según dicen, las autoridades se encargarán del reciclado. El trabajo que los españoles realizan en sus casas, sin embargo, no lo hacen después tan bien los consistorios, responsables de la gestión de los residuos urbanos. Así lo revela un informe de la Comisión Europea en el que el Estado español no sale bien parado: el 51% de los residuos municipales del país son enterrados en vertederos y el 11% termina en incineradoras. Los ayuntamientos están muy lejos de alcanzar el sueño de una economía circular, pues tan sólo se logra reciclar el 38% de los desechos generados en las ciudades.