Dedicado a los trogloditas que habitan en
Hay otra...Azuqueca.
¡¡¡ COJONES !!!
Enero de 2010
TESIS DOCTORAL DE ARTURO PÉREZ-REVERTE,
SOBRE LA PALABRA "COJONES":
Ahora me explico las quejas de los extranjeros por sus dificultades con nuestras acepciones. Un ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano es el número y acepciones de una simples palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada referencia a los atributos masculinos, "cojones".
SOBRE LA PALABRA "COJONES":
Ahora me explico las quejas de los extranjeros por sus dificultades con nuestras acepciones. Un ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano es el número y acepciones de una simples palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada referencia a los atributos masculinos, "cojones".
Si va acompañada de un numeral, tiene significados distintos según el número utilizado. Así, "uno" significa "caro o costoso" (valía un cojón), "dos" significa "valentía" (tenía dos cojones), "tres" significa "desprecio" (me importa tres cojones), un número muy grande más "par" significa "dificultad" (lograrlo me costo mil pares de cojones).
El verbo cambia el significado. "Tener" indica "valentía" (aquella persona tiene cojones), aunque con signos exclamativos puede significar "sorpresa" (¡tiene cojones!); "poner" expresa un reto, especialmente si se ponen en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa).
También se los utiliza para apostar (me corto los cojones), o para amenazar (te corto los cojones). El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. Así, el presente indica "molestia o hastío" (me toca los cojones), el reflexivo significa "vagancia" (se tocaba los cojones), pero el imperativo significa "sorpresa" (¡tócate los cojones!). Los prefijos y sufijos modulan su significado: "a-" expresa "miedo" (acojonado), "des-" significa "cansancio o risa" (descojonado), "-udo" indica "perfección" (cojonudo), y "-azo" se refiere a la "indolencia o abulia" (cojonazo).
Las preposiciones matizan la expresión. "De" significa "éxito" (me salió de cojones)" o "cantidad" (hacía un frío de cojones), "por" expresa "voluntariedad" (lo haré por cojones), "hasta" expresa "límite de aguante" (estoy hasta los cojones), "con" indica "valor" (era un hombre con cojones) y "sin", "cobardía" (era un hombre sin cojones).
Es distinto el color, la forma, la simple tersura o el tamaño. El color violeta expresa "frío" (se me quedaron los cojones morados), la forma, "cansancio" (tenía los cojones cuadrados), pero el desgaste implica "experiencia" (tenía los cojones pelados de tanto repetirlo).
Es importante el tamaño y la posición (tiene dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay tamaño máximo (tiene los cojones como los del caballo de Espartero) que no puede superarse, porque entonces indica "torpeza o vagancia" (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos, e incluso necesita una carretilla para llevarlos).
La interjección "¡cojones!" significa "sorpresa", y cuando uno se halla perplejo los solicita (manda cojones). En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (me sale de los cojones).
En resumen, será difícil encontrar una palabra, en castellano o en otros idiomas, con mayor número de acepciones.
El verbo cambia el significado. "Tener" indica "valentía" (aquella persona tiene cojones), aunque con signos exclamativos puede significar "sorpresa" (¡tiene cojones!); "poner" expresa un reto, especialmente si se ponen en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa).
También se los utiliza para apostar (me corto los cojones), o para amenazar (te corto los cojones). El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. Así, el presente indica "molestia o hastío" (me toca los cojones), el reflexivo significa "vagancia" (se tocaba los cojones), pero el imperativo significa "sorpresa" (¡tócate los cojones!). Los prefijos y sufijos modulan su significado: "a-" expresa "miedo" (acojonado), "des-" significa "cansancio o risa" (descojonado), "-udo" indica "perfección" (cojonudo), y "-azo" se refiere a la "indolencia o abulia" (cojonazo).
Las preposiciones matizan la expresión. "De" significa "éxito" (me salió de cojones)" o "cantidad" (hacía un frío de cojones), "por" expresa "voluntariedad" (lo haré por cojones), "hasta" expresa "límite de aguante" (estoy hasta los cojones), "con" indica "valor" (era un hombre con cojones) y "sin", "cobardía" (era un hombre sin cojones).
Es distinto el color, la forma, la simple tersura o el tamaño. El color violeta expresa "frío" (se me quedaron los cojones morados), la forma, "cansancio" (tenía los cojones cuadrados), pero el desgaste implica "experiencia" (tenía los cojones pelados de tanto repetirlo).
Es importante el tamaño y la posición (tiene dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay tamaño máximo (tiene los cojones como los del caballo de Espartero) que no puede superarse, porque entonces indica "torpeza o vagancia" (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos, e incluso necesita una carretilla para llevarlos).
La interjección "¡cojones!" significa "sorpresa", y cuando uno se halla perplejo los solicita (manda cojones). En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (me sale de los cojones).
En resumen, será difícil encontrar una palabra, en castellano o en otros idiomas, con mayor número de acepciones.
Recibo esta tesis, de alguien a quien aprecio sobre alguien a quien ambos admiramos mutuamente, y no puedo por menos que valorarlo, aunque sin pretensiones quisiera aportar algo de mi propia cosecha.
Si decimos “manda cojones la carga leña” da idea de algo muy pesado, o de una pasada, mientras que si afirmamos “y un cojón de pato viudo” o “de mico” estaríamos negando a quien ordena “por que le sale de los cojones” para decirle después… “no me toques los cojones”.
Mal día para recibir esta carta más que nada por que resulta que hoy estoy hasta los cojones de un montón de cosas, de un reciente despido, por teléfono, así, que mañana no vengas y punto, hacía un día que tuvieron la cena de empresa trabajadores, encargados y encargadas y todo eran risas y saludos entre copa y copa y hoy…a la puta calle.
Hasta los mismos de que mi compañera tenga que bregar en su empresa con jefes y compañeras, en unas condiciones que rozan lo demencial.
Cansado de tener fe, sí por que yo, tremendo incrédulo de religiones y credos varios, también necesito tener fe en mi gente, creer en algo que aunque tangible y presente a diario, algunas veces me cuesta comprender y lo que no comprendo me ¿asusta? No mejor me preocupa, me fastidia, o sea, me toca los cojones.
Por que a veces hay que tener “más huevos que el caballo del Espartero”, para morderte la lengua y no soltar lo que piensas, sobre repartir la miseria, sobre la incompetencia, sobre los inútiles, envidiosos, rastreros, chivatos, vagos y tontos del culo o de los cojones con los que te toca trabajar, hablar, negociar, crear, reparar, convivir en suma pensando o sabiendo que ellos piensan igual de ti. No son mayoria pero los pocos o muchos que te tocan joden de cojones.
Hasta los cojones, acabas de quien después de semanas preocupado por un problema que no es tuyo, intentando poner soluciones, quitar una a una las pegas que van surgiendo y consiguiendo al fin la solución, a la primera de cambio, sin sentido, sin pensar y sin conocer de qué está hablando, te suelta delante de los compañeros, ¡¡¡ ¿que? ya te han bajado los pantalones!!! ¿Y qué más vamos a hacer, poner todos el culo?
Hasta los cojones de oír ¿Qué hacen los sindicatos? ¡Na! De na.
Cansado de quien tras una lucha sin cuartel contra el jefe de turno, te cuenta de la misa la media y te lanza a pecho descubierto para que te des la hostia tú… que para eso están los sindicalistas.
Comprendiendo a quien firma lo que les pongan delante con tal de trabajar y luego te lo restriegan por la cara, como si tú fueras el responsable.
Harto de quienes no asistieron ese día a clase
Triste de quien se esconde tras ese… yo no sé nada.
Desengañado de quien esconde su incompetencia con altanería.
Desencantado de quien siendo competente, tira la toalla y deja hacer.
Dolorido de quien mira para otro lado, siempre para otro lado.
Acojonado, (esto es nuevo) de los enfrentamientos pasados, presentes y casi seguro que futuros que empiezo a temer, no me lleven a ningún sitio, salvo dejar enemigos por el camino y quizás en algún momento sea yo quien se quede, tirado, amargado, derrotado en mi conciencia, contra quien no la tiene.
Hasta los mismos, que ya huelga pronunciarlos; de chaqueteros reconocidos, de esos que a falta de ideales recios, cambian de partido, de opinión, de esos que ponen en su boca palabras que ni entienden ni comparten ni saben lo que significan, transforman lo que debe ser en otra cosa distinta, por que, digámoslo, lo que es, no son, que yo me entiendo.
Cansado en suma muy cansado de tener que meditar, de tener que ponerte en la piel de otros para intentar comprender que esta ocurriendo, por que se actúa de esta o otra manera a priori incomprensible y desequilibrada de tener que intentar ver mas lejos y de atar cabos que por lejanos y misteriosos acaban por sacudirte de lleno sin comerlo no beberlo.
Con el temor de entrar dentro del círculo vicioso donde se entra sin saberlo y no tiene salida, allí donde las buenas ideas y los afanes justos se tornan poco a poco en innecesarios, allí de donde me excretaron por mantenerme en mi sitio, con la mente clara y las ideas intactas.
Pero ese es otro tema del cual ya se aproxima el momento de hacer lo que hay que hacer y que salga el sol por Villanueva.
Y lo más curioso de todo es que sigo pensando que luchar merece la pena, que siempre tiene que haber quien se parta la cara por otros a sabiendas de que pocos te lo van a agradecer y a eso compañeros creo que lo llaman tener Fe.
Por lo tanto tengamos fe, no todos, pero si los imprescindibles para seguir en la tarea de nuestros abuelos, padres y compañeros que desde todo este país día tras día ponen su tiempo, su ilusión y su trabajo en defender a los trabajadores.
Saludos Fraternales.
Posdata: A los que entre risas solo se fijen en algunas faltas de ortografía... me tenéis hasta los cojones.
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