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sábado, 31 de enero de 2015

Hace dos años... asesinos de guante blanco.

miércoles, 30 de enero de 2013

Asesinos de guante blanco



Roberto Centeno

EL DISPARATE ECONÓMICO

Rajoy está desangrando a la sociedad civil

La política de Rajoy, dirigida prioritariamente a mantener los privilegios de las oligarquías política, financiera y monopolista, está desangrando literalmente a la sociedad civil, y a la vez agudiza la crisis, lo que llevará a mediados 2013 a la necesidad de un rescate duro. Pensionistas, parados, empleados públicos y clase media se llevarán la peor parte. La sociedad civil está siendo aplastada por la sociedad política, y sin sociedad civil no hay Estado legítimo. Si alguien piensa que es catastrofismo lo que en realidad son hechos y matemáticas, que espere y verá. Sus acciones están arruinando a varias generaciones de españoles y harán permanentes los efectos de una crisis que no terminará en 2014, sino hacia 2020, como afirma Walter Münchau, el analista estrella de Financial Times
 
Desde que Rajoy ganó las elecciones, los españoles hemos visto reducida nuestra riqueza en un 20% y hemos experimentado el mayor aumento de la pobreza de toda la Unión Europea, hasta el punto de que lideramos las tasas de pobreza solo por detrás de Bulgaria y Rumanía. Rajoy ha endeudado a los españoles en 146.000 millones de euros adicionales –pasivos en circulación o deuda total–, lo que representa ¡un 25% más que el endeudamiento de 2009 y 2010 juntos!; ha elevado o creado casi 30 impuestos y tasas sobre familias y empresas, el nivel de presión fiscal más alto de nuestra historia; ha destruido 715.000 empleos (1) y acelerado la tasa de incremento del paro del 8,7% interanual –cuando tomó el poder– al 11% de hoy; y ha reducido un 10% el poder de compra –no compensación del IPC enero y noviembre más subida del IRPF– de 8,5 millones de pensionistas. Y el déficit público en tasa interanual al tercer trimestre era casi igual al de 2011: el 8,6% del PIB, sin contar ayudas a la banca, mentiras de las comunidades autónomas y facturas en los cajones, más del 10% en conjunto.
 
 
Y de toda esta ingente cantidad de dinero, endeudamiento y expolio fiscal, ni un solo euro ha ido a la economía productiva, que se ha reducido en 90.000 millones: ¡el mayor desplome del crédito a familias y empresas de toda la serie estadística iniciada hace 50 años! Mientras tanto, el crédito a la economía improductiva (Administraciones Públicas) crece un inaudito 42%, hasta 124.000 millones. Y en 2013, entre vencimientos y deuda nueva –toda improductiva–, necesitaremos 190.000 millones adicionales. Además, a la banca y a las grandes empresas les vencen otros 140.000 millones, más de la mitad de los cuales tendrán que ser refinanciados con aval del Estado, mientras los pagos por intereses llegarán a los 40.000 millones. Rajoy nos lleva a la ruina y está convirtiendo España en un país tercermundista con salarios bajos, la inversión en caída libre, la industria en extinción y la mayor diferencia entre ricos y pobres del mundo desarrollado.
Lo que Rajoy debió hacer y no hizo
 
El mandato de Rajoy está caracterizado por la incompetencia, la mentira a gran escala y una insensibilidad rayana en la crueldad ante la miseria y la desesperación que sus políticas generan a millones de familias, particularmente a las más débiles. Ha puesto los intereses de los oligarcas, la acumulación de la renta y la riqueza en manos de unos pocos y sus intereses políticos a corto plazo por encima de los intereses del pueblo español. ¿Cuál hubiera sido la alternativa? Cualquiera, porque es imposible encontrar ninguna política económica con efectos tan devastadores a corto y largo plazo como la seguida por Rajoy. Ni siquiera los disparates del indigente mental fueron peores. 
 
Las medidas clave para detener el hundimiento económico y darle la vuelta a la situación son inequívocas: reducción de impuestos a la economía productiva y a las familias –justo lo que dijeron que iban a hacer y no hicieron–; dejar quebrar a comunidades y ayuntamientos e intervenirlos –justo lo que Montoro dijo que iba a hacer y no hizo–; y cerrar todos los bancos inviables, como han hecho todos los demás países –aunque esto no lo han dicho nunca, ya que han sido ellos, la casta política parasitaria y corrupta, los principales responsables del desastre de las cajas–.
 
Rajoy ha puesto los intereses de los oligarcas, la acumulación de la renta y la riqueza en manos de unos pocos y sus intereses políticos a corto plazo por encima de los intereses del pueblo español
 
Antes de acabar 2011, subió los impuestos a familias y empresas al nivel más alto de nuestra historia. De haber hecho lo contrario, bajar los impuestos tanto como los subió, el agujero habría sido de unos 20.000 millones. ¿Y cómo se cubre? Bajando gasto inútil, por supuesto, en un presupuesto de gasto de 470.000 millones, donde el despilfarro en duplicidades y exceso de un Estado con tres administraciones paralelas supera los 100.000 millones. Habría infinidad de recortes posibles y esta es una de ellas: el cierre del 50% de las empresas públicas, como había prometido Rajoy. 25.000 millones ahorrados. Y así, las que quieran.
 
A continuación antepone sus  intereses electorales a los de España y retrasa tres meses los Presupuestos, la clave de la política económica de la nación. En febrero, la mayoría de las comunidades estaban quebradas. En las semanas anteriores, Montoro se había inflado a asegurar que aquellas que no cumplieran serían intervenidas y pasarían a estar gestionadas directamente por los hombres de negro. Lo mismo que dice ahora. Se reúne con todas y ¿qué ocurre? Pues que hace todo lo contrario. ¡Dice que no dejará quebrar a ni una sola! Por muy golfos, despilfarradores y corruptos que hayan sido, y uniendo la acción a la palabra, les suelta 15.000 millones de euros para tapar los agujeros más urgentes. En total han despilfarrado 60.000 millones de euros de nuestro dinero para rescatar a un hatajo de irresponsables y granujas, y para 2013 han preparado ya 30.000 más.
 
Y ahora, en el colmo del cinismo, dicen que van a reducir en las comunidades y los ayuntamientos porque son insostenibles. O sea, que acaban de enterarse. Pero son tan cobardes que, cuando se propone que en Cataluña –¡olé por Wert!– los niños puedan estudiar en español y los separatistas ponen el grito en el cielo, se bajan los pantalones. ¿Cómo van a recortar nada, sin son incapaces de hacer cumplir la Constitución y de hacer respetar la Ley y los derechos más elementales de sus ciudadanos?
 
Y no, señor Rajoy, en la Constitución no cabe todo. Y aunque su cobardía patológica le ciegue, la Constitución es una norma fundamental de una unidad política de carácter nacional en la que no caben ni la secesión ni la autodeterminación ni el derecho a decidir, y muchísimo menos la discriminación y la vulneración de los derechos humanos. Rajoy carece de la dignidad y del coraje para ser jefe de ningún Gobierno. Hasta permite sin rechistar que unos empresarios tramposos y rapaces destruyan Iberia, una de las grandes líneas aéreas mundiales.
 
Antes de que quiebren los bancos, que quiebre España
 
Pero además, Rajoy ha hecho lo que ningún gobierno del mundo: el salvamento indiscriminado de todo el sector financiero, con independencia de la viabilidad o no las entidades. Y lo que es infinitamente peor, permitir que los bancos acreedores –culpables con sus préstamos irresponsables de la burbuja– se vayan de rositas a costa de arruinar a los bonistas minoritarios, a los tenedores de preferentes, a los pequeños accionistas y a los contribuyentes, ya que el impago habría supuesto demandas internacionales contra las mismas, y convertido en inevitable el procesamiento de los responsables –todos los cuales son altos cargos del PP, del PSOE y de los nacionalistas–. Esta es la razón de la sinrazón por la que Rajoy está haciendo recaer todo el peso del ajuste sobre los ciudadanos y sobre los pequeños ahorradores, impidiendo que ninguno de los culpables haya respondido por nada. 
 
¿Y de cuánto dinero estamos hablando? La falta de transparencia es total, pero de forma aproximada, entre dinero entregado, comprometido y coste del banco malo, estamos hablando de unos 160.000 millones, y otros 150.000 millones en avales, parte de los cuales serán ejecutados. Una cifra absolutamente obscena  para salvar solo el 40% de los bancos con problemas. Si este 60% que va a cerrarse se hubieran hecho desde el principio, los españoles no habrían perdido un solo euro, porque la liquidación de sus activos habría bastado y sobrado para devolver los depósitos cuentas de hasta 100.000 euros, cuyo pago es el prioritario. ¡Decenas de miles de millones en efectivo tirados por la fregadera a costa de la miseria, el sudor y las lágrimas de millones! Un Gobierno que hubiera realizado la mitad de la mitad de las tropelías del de Rajoy habría sido sentado en el banquillo.
 
“El Gobierno está haciendo recaer todo el peso del ajuste sobre los ciudadanos y sobre los pequeños ahorradores, impidiendo que ninguno de los culpables haya respondido de nada
 
Lo del banco malo es tan absolutamente obsceno que merece explicación aparte. Nombran a su presidenta, no una profesional, sino una enchufada sin la menor idea del tema, se pone un sueldo de lujo –500.000 euros, que está cobrando desde ya–, coche con chófer y un equipo de amiguetes a juego. En lugar de buscar una oficina en las afueras, como las grandes multinacionales, buscan lo más caro del centro. El banco malo comprará los activos tóxicos con un descuento medio del 50%, frente al 75% que los expertos y Bruselas estiman que es el de mercado, lo que significa que perderá la mitad de su inversión. Y si esto es un expolio, súmenle el hecho de que a los bancos que invierten, el Estado les garantiza que recuperarán su dinero con unos intereses de escándalo. Añadan los costos de gestión y la pérdida oscilará entre en 60.000 y 65.000 millones si invierte los 100.000 previstos. Esto es de cárcel.   
 
No es de extrañar que el jueves, a la entrada del Senado, una señora indignada le gritara a María Dolores de Cospedal: “¡Ladrona, que robas a los pobres para dárselo a los ricos, ladrona, ladrona, ladrona!”. Es lo que piensa la mayoría de los españoles y es exactamente lo que sucede con la casta política. Tan solo les interesa su riqueza, su poder y sus privilegios. Rajoy es como un Robin Hood a gran escala, pero al revés. Y la señora De Cospedal, tan contenta con sus dos sueldos, su rechazo frontal a eliminar privilegios, sus 41 asesores a dedo y una alta dirección con un gasto de 67 millones, con 20 coches oficiales y sus conductores esperándola a ella y sus consejeros, que viven en Madrid, en el AVE de Toledo cada mañana, para que no se molesten en caminar 800 metros hasta sus oficinas-palacio. La gente debería recibirles y despedirles con pancartas cada día. 
 
Y termino con las grandes cifras del desastre financiero: deuda de la banca con el BCE avalada por los españoles, 341.000 millones –más del doble de lo que correspondería en función del PIB–; deuda con el Estado español, de los préstamos de todo tipo recibidos o a recibir en breve, 160.000 millones; morosidad estimada 2012 con datos a junio, 190.000 millones; deuda de promotores de suelo y vivienda “difícilmente recuperables”, según el Banco de España, 180.000 millones; la deuda neta con las empresas cotizadas asciende a más de 300.000 millones –240.000 con las del IBEX–, irrecuperable en una buena parte ya que, para muchas de ellas, la deuda supera ampliamente su valor en bolsa. Si alguien piensa que esto tiene arreglo, que se haga mirar por un psiquiatra. La pregunta es, ¿quiénes son los delincuentes que se van a comer los turrones de millones de familias españolas estas Navidades?
 
Desde la Salamanca de mi niñez, siempre quise ser ingeniero. Después trabajaría toda mi vida en el mundo de los hidrocarburos. En ENAGAS como Director General, en CAMPSA como Consejero-Delegado, y a la desaparición del Monopolio asociado con Massimo Moratti, Presidente del Inter., y propietario de la mayor refinería del Mediterráneo. A la enseñanza llegué de la mano de Ramón Tamames, y gracias a su inestimable ayuda, obtuve la Cátedra de Economía de la Escuela de Minas. 
 
Roberto Centeno es Doctor en Ingeniería de Minas y en Ciencias Económicas.

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