Se han cumplido 20 años de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales, Ley que supuso una esperanza para los
trabajadores porque se basaba en la posibilidad de prevenir los
accidentes y las enfermedades en el trabajo. Durante este tiempo se ha
generado una gran infraestructura de servicios de prevención, se ha
publicado abundante legislación...pero hoy en el trabajo se sigue
muriendo y perdiendo la salud con cifras escandalosas.
Existe un infradeclaración de los datos reales sobre los daños a la
salud producidos en el trabajo, en el año 2014 más de 500 muertos y más
de 500.000 accidentes con baja que este año superaremos con creces, no
se están registrando los producidos en la economía sumergida y otros no
se declaran por miedo al despido. En cuanto a las enfermedades
profesionales se estima que el 75% no se declaran y en enfermedades como
el cáncer rozan el 100%, una cuarta parte de la población trabajadora
esta expuesta a cancerígenos en su puesto de trabajo. Estas enfermedades
son atendidas por el sistema público de salud como enfermedad común,
generando un gasto al sistema que debería ser financiado por las
cotizaciones de empresarios y trabajadores pero lo más importante es que
al no reconocer su origen profesional no se van a poner medidas
preventivas y los trabajadores van a seguir enfermando.
Las causas de esta situación podemos encontrarlas en:
Haber dejado la prevención de riesgos y en especial la atención a la
salud de los trabajadores en manos de los empresarios, siendo las mutuas
asociaciones de empresarios sin ánimo de lucro y de las empresas
privadas de prevención dependientes de quien les paga, los empresarios.
La falta de mentalidad preventiva de los empleadores que consideran
la prevención de riesgos laborales, un gasto para su empresa y una
amenaza para sus beneficios.
Incumplimiento masivo de la normativa de prevención de riesgos
laborales por los empresarios y por la administración, siendo esta un
mal ejemplo para obligar a cumplirla a los demás. Los incumplimientos
quedan impunes en su gran mayoría o con unas penas que no se
corresponden con la gravedad de los sucesos.
La Ley de Prevención no tiene en cuenta las relaciones de poder que
subyacen en las relaciones laborales, en la actualidad con las reformas
laborales, el debilitamiento de los sindicatos y de la negociación
colectiva han hecho que los trabajadores hayan perdido poder frente al
capital y sean más vulnerables.
Con el desempleo que existe, la amenaza
de perder el empleo se convierte en un mecanismo disciplinario y de
presión sobre los trabajadores que van a asumir más riesgos. La
precariedad ha aumentado produciendo inseguridad y miedo Los empleadores
han empeorado las condiciones de trabajo cuyos efectos sobre la salud
son enormes a corto y largo plazo disminuyendo la calidad de vida y la
esperanza de vida. Han paralizado la escasa prevención que se realizaba,
quedando para los trabajadores fijos de las grandes empresas con
representación sindical, mientras los más vulnerables los trabajadores
ilegales, los precarios realizan el trabajo más peligroso. Han cambiado
las leyes para poder despedir por problemas de salud (ET).
La Ley ignora también, en su aplicación, las desigualdades sociales
de género, empleo, clase, categoría profesional… considerando homogénea a
la población trabajadora.
La organización del trabajo que nos han impuesto esta exponiendo a
los trabajadores a riesgos psicosociales que generan en la población
trabajadora estrés, depresiones, enfermedades psicosomáticas,
suicidios...de los que también desconocemos sus cifras.
Falta de cultura preventiva en la sociedad, que asiste indiferente a
las muertes y enfermedades del trabajo, ¿desconocimiento o hemos vuelto a
considerarlas inevitables como hace 20 años? Para el gobierno y los
partidos políticos no es un tema prioritario. Existe un silencio por
parte de los medios de comunicación y redes sociales. La salud laboral
no ha sido asumida por la población como un derecho fundamental.
Por todo ello, desde la Federación de Asociaciones de la Sanidad
Pública pensamos que habría que abordar las siguientes propuestas para
mejorar la salud de los trabajadores:
1) Es urgente la unión, organización y movilización de toda la
sociedad, articulada por los partidos políticos progresistas, los
sindicatos de clase y organizaciones sociales para dar una respuesta
colectiva y equilibrar las fuerzas del trabajo y el capital. Para ello
sería necesario cambiar el modelo productivo, para crear empleo de
calidad, eliminar las reformas laborales, recuperar los derechos
sociales y laborales perdidos.
2) Potenciar los servicios públicos. Como la educación, la atención a
la dependencia y la sanidad que vuelva a ser universal, gratuita y de
calidad reconquistando las privatizaciones que se han llevado a cabo.
Impulsar el desarrollo de la Ley General de Salud Pública. Aumentando la
protección social.
3) Actualizar la normativa de salud laboral a la realidad del SXXI,
teniendo en cuenta las relaciones de poder, las relaciones laborales,
las desigualdades sociales entre los trabajadores, protegiendo
especialmente a los más vulnerables. La salud tiene que llegar a todos
los trabajadores, incluidos los parados con programas de apoyo
psicosocial.
4) Garantizar el derecho a la salud y a la seguridad en el trabajo
por la Administración Pública. Vigilando y controlando las actividades
preventivas de las empresas, sobretodo a las que no cuenten con
representación sindical, investigar y reconocer los accidentes de
trabajo y las enfermedades profesionales, actualizando el cuadro a la
realidad.
5) Integrar las mutuas en el Sistema Público: La salud de los
trabajadores no puede seguir en manos de los empresarios a través de las
mutuas o de empresas privadas de prevención.
6) Garantizar la formación de los profesionales sanitarios en salud
laboral, para que puedan detectar los daños a la salud producidos por el
trabajo.
7) Crear Unidades de Salud Laboral: con equipos multidisciplinares
de profesionales para asesorar a los trabajadores sanitarios y
coordinar las actividades con los servicios de prevención de las
empresas.
8) Respetar los derechos de participación de los trabajadores y sus
representantes en la prevención de riesgos laborales, reconociendo su
conocimiento y experiencia para identificar los riesgos y proponer las
medidas preventivas junto a los profesionales de la prevención, que
serán incorporados a la historia clínica. Potenciar los comités de
seguridad y salud.
9) Servicios de prevención públicos para las pymes y para el resto
de las empresas el servicio de prevención deberá ser propio y estarán
coordinados con las Unidades de Salud Laboral.
10) Cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales
reforzando los instrumentos de control: la Inspección de Trabajo con más
personal y que se impliquen en la realidad de las condiciones de
trabajo y del empleo, en la organización del trabajo y en todo tipo de
riesgos. Reforzar las instituciones que intervienen en la prevención de
riesgos laborales: Institutos, Fiscalía, Poder Judicial...
11) Potenciar la investigación en general y de los nuevos riesgos
laborales. Haciendo los estudios epidemiológicos necesarios para poner
de manifiesto la relación del trabajo con la salud en temas como el
cáncer, las enfermedades mentales y las consecuencias de la crisis y las
reformas laborales en la salud de los trabajadores.
La sociedad no puede seguir mirando para otro lado ante las muertes y
enfermedades producidas por el trabajo, hemos de implicarnos todos:
trabajadores, sindicatos, partidos políticos, medios de comunicación,
redes sociales...en una acción solidaria para denunciar y evitar esta
epidemia. Confiemos que el gobierno que salga de estas elecciones tenga
la valentía de afrontar esta sangría.
Carmen Yela, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública
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