Córdoba / VERSO SUELTO
INVERSIONES AJENAS
Día 16/07/2015
A todo el mundo le parece bien que se gestione por afinidades, sin cuidar de un dinero del que no responden los políticos.
EN los lejanos días de la campaña electoral me
sorprendió mucho un cartel que no era de propaganda, aunque sí tenía su
mucho de intención política. «El alcalde vende lo que es tuyo», leí en
letrero bastante visible en la calle Antonio Maura, y como iba
pedaleando fuerte seguí mi camino y me quedé sólo con la frase. Mi
primera asociación de ideas fue que Vimcorsa había creado un banco malo
de esos o una sociedad inmobiliaria, con su comité de empresa, su
consejo de administración de colocados a dedo y su sede bien costeada,
para dar salida a los pisos y cocheras vacíos y así conseguir que la
gente tuviera un poco más de liquidez. «El alcalde vende lo que es
tuyo», la frase se me quedó en la cabeza, y como cualquiera puede tener
algún muerto inmobiliario que no le puede endiñar a nadie, enseguida me
hice castillos en el aire, que a mí no me falta más que la vasija de
barro en la cabeza para ser la lechera del cuento.
Pero después de preguntar a mis compañeros en
realidad llegué a la conclusión de que tenía que haber leído el fondo de
la pancarta, que iba contra la privatización del alumbrado público,
algo que tenía sin dormir a toda la avenida de Barcelona, media Fidiana y
bastantes bloques del Sector Sur. «¿Estas farolas las encienden
funcionarios municipales o trabajadores contratados por una empresa? Qué
sinvivir, Dios mío de mi alma». Al cabo del tiempo, cuando las urnas
dijeron lo que dijeron, me sorprendió una afirmación de alguien de
Izquierda Unida, ya en el gobierno, hablando del tal alumbrado. Me
interesaba la cuestión porque desde que veía los carteles y las
pegatinas por todas partes me iba yo fijando en la luz de las calles, a
ver si tenía la calidad de la gestión pública o la opresión obrera de la
empresa privada.
El caso es que fue de aquellas veces en que los
políticos hablan de política, de las decisiones que toman y de lo que
implican, aunque no sean las frases que llaman la atención de la gente.
«Pararemos la externalización del alumbrado aunque eso cueste dinero»,
dijo quien fuera. El autónomo cándido que se lleve las manos a la cabeza
por pensar que se está gestionando mal se tendrá que dar cuenta de que
nadie se extraña porque a todo el mundo le parece muy bien que se
gestione por intereses o afinidades, cuidándose más de prejuicios
ideológicos que de un dinero que de todas formas no es de los políticos
ni se lo van a quitar a ellos si las cosas van mal, y mira que han ido.
Claro que no es del todo un dinero perdido. A
Izquierda Unida la inversión que hacen con dinero ajeno le sale
rentable, porque si los trabajadores se quedan debajo de la manta
templadita del Ayuntamiento, los sindicatos están contentos y no dan la
lata, se acaban las manifestaciones permanentes en la calle Capitulares y
la calidad mejora: en la misma jornada de reflexión, todavía con el PP
y su neoliberalismo rampante, la mitad del centro de Córdoba estaba a
oscuras, sin duda por la zozobra de los trabajadores que se veían
sometidos al yugo de la meritocracia y el capitalismo.
Cuando estos días frases delirantes de una
gente que quiere «remunicipalizar» espacios que nunca fueron suyos, de
plataformas que se van a Bruselas a contar a no se sabe quién qué
cuentos absurdos, separen la hojarasca del entretenimiento y todavía
encontrarán alguna sentencia: «Bienaventurados los rojos que tocan el
poder, porque se llenarán de votos y favores con el dinero ajeno».
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