ACTO DE HOMENAJE A LOS FALLECIDOS EN TORREJON EL RUBIO
Decenas de muertos tornaron 50 años atrás Monfragüe en infierno
"Aquel 22 de octubre fue el día en el que
el paraíso, Monfragüe, se convirtió en infierno; el día en que el agua,
tradicional fuente de vida, fue transmisora de muerte". Así
sintentizaba ayer el periodista extremeño Urbano García lo que hace
medio siglo se convirtió en la mayor tragedia laboral de la historia
extremeña, que segó la vida de en torno a un centenar de personas,
aunque las cifras oficiales lo redujeron a la mitad.
Esta alocución fue uno de los momentos más emotivos del acto
desarrollado ayer en Torrejón el Rubio, donde se dieron cita numerosos
'niños del Salto', que directa o indirectamente sufrieron aquel fatídico
22 de octubre de 1965 la rotura de una compuerta de la presa. El agua
se precipitó con gran fuerza sobre el lecho del río seco y se llevó por
delante a todas las personas que trabajan en el túnel y en los canales.
Este diario, el primero que informaba esa misma tarde del suceso,
señalaba inicialmente que únicamente había muerto un trabajador, cifra
que fue en aumento cada día que pasaba, si bien nunca se llegó a conocer
cuántas personas fallecieron a consecuencia del accidente.
Algunos de estos datos fueron recordados ayer por Urbano García,
vinculado a la zona porque, según indicó, su padre y su abuelo llevaban
el pan desde Plasencia a la obra cada mañana.
"Falló una compuerta, pero también falló la cautela humana, la
prudencia. Se forzó la resistencia de aquel embalse y el pago fueron
vidas humanas", sentenció el periodista, que en breve contará en un
libro que titulará Sueños anegados la trágica historia del Salto.
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