Es para mi una alegria encontrarme con paginas como esta , paginas que denuncian lo que otros tratan de que pase desapercibido , nadie le da importancia , dice el compañero , pues sin conocerle seguro que no anda muy lejos de mis ideas, que en españa ronda los 1000 muertos anuales, y por degracia la cifra es algo mayor... pero eso es igual lo importante es la morbosa dejadez de gobiernos , inspecciones y administraciones da igual son "accidentes". despertad joder que esto es una pandemia que se produce solo en España... y en paises exclavistas no democraticos, lo dije.
Tributo a un trabajador de Mali muerto en accidente de trabajo
Hace pocos días una impactante
foto en la portada del principal periódico de Alicante, Información,
retrataba con particular crudeza el drama silencioso de la
accidentalidad laboral en los inmigrantes. La foto captaba la silueta de
un cadáver sobre el techo de un invernadero en Pilar de la Horadada, en
Alicante, donde había caído electrocutado al tocar el cable de una
torre de alta tensión de 20.000 voltios. Sin embargo, la muerte de este
trabajador, nacido en Mali, no tuvo ninguna otra repercusión, ningún
sindicato en Alicante realizó siquiera una declaración sobre este
trágico accidente y su significado. Aunque en realidad este accidente es
uno más de los muchos que se vienen produciendo en España y que se
ceban sobre un sector particularmente vulnerable como son los
inmigrantes, sin que nadie, absolutamente nadie haga nada, diga nada o
muestre la mínima preocupación por el gigantesco drama que supone la
accidentalidad laboral. Estas reflexiones son un tributo a todas esas
personas fallecidas y gravemente heridas cada año en accidentes
laborales, muchas de las cuales son inmigrantes.
España encabeza en muchas ocasiones
algunos de los peores índices, liderando así demasiados atrasos, abusos y
pobreza. Uno de ellos es el de siniestralidad laboral, que España tiene el triste mérito de encabezar entre los países europeos de la UE-15,
protagonizando el 20% de todos los accidentes laborales que se producen
entre los quince, según Eurostat. Es algo que se produce desde hace
tiempo, sin que haya movido una sola acción de envergadura para
comprender y reducir las cifras de un drama humano de proporciones
gigantescas, tanto por el daño humano y social que genera, como también
por sus costes y consecuencias. Ni los diferentes gobiernos, ni los
sindicatos, ni mucho menos los empresarios, pero tampoco otras
organizaciones sociales, institucionales o universitarias han tomado
conciencia de la magnitud de un problema tan devastador.
De hecho, cada
año mueren en España en accidentes laborales alrededor de 1.000
personas, es decir, unas 5 veces más de las personas asesinadas en el
atentado del 11M y unas 20 veces más de las mujeres asesinadas por
violencia de género en 2013.
Accidentes laborales, negligencias empresariales y delitos
De la misma forma que en el fallecimiento
de este ciudadano de Mali se comprobó con claridad que este y otros
trabajadores de la misma nacionalidad realizaban trabajos de
mantenimiento sobre invernaderos a escasa distancia de unas torres de
alta tensión sin la mínima protección ni precaución, son muchos los
accidentes en los que se constatan negligencias evidentes junto a
ausencia de medidas de protección laboral de ningún tipo, con el añadido
de que en no pocas ocasiones, una maraña de subcontratas y la ausencia
de relación contractual dificulta incluso el ejercicio de acciones
judiciales. Se han llegado a dar casos tan impresionantes, como
el de trabajadores contratados y dados de alta después de morir en un
accidente laboral para aparentar que estaba contratado, sin olvidar los casos en que los
propios empresarios han llevado a los trabajadores inmigrantes sin
papeles accidentados a las urgencias hospitalarias y luego los abandonan
y se dan a la fuga, a pesar de sufrir graves amputaciones.
Una sociedad que ha llegado a asumir con
pasividad que la muerte en el trabajo es un peaje necesario para nuestra
economía que permite el beneficio de unos pocos, es una sociedad
enferma. Una sociedad que es incapaz de movilizarse para detener y
evitar esta sangría humana, demuestra también algunas de sus
insuficiencias y limitaciones morales. Pero también es verdad que otras
muchas organizaciones sindicales, profesionales y sociales pueden hacer
mucho más de lo que hacen. A mi, particularmente, me gustaría ver a la
Secretaria General de un gran sindicato que no se pierde un solo mes de
concentrarse de forma meritoria contra la violencia de género frente a
los medios de comunicación, tener algún gesto público de solidaridad
hacia los muchos trabajadores que vienen falleciendo en Alicante por
accidentes negligentes, buena parte de los cuales son inmigrantes. El
chico maliense de 30 años que acaba de fallecer en Pilar de la Horadada
también lo merecía.