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sábado, 12 de diciembre de 2020

Recuerdos del 2013. La Gran mentira.

 

La Gran mentira.

18 mar 2011
JOSÉ MANUEL NAREDO

El afán de hacer caja vendiendo patrimonio no augura un futuro muy prometedor para quienes lo practican. Sin embargo, es lo que viene haciendo el Estado español en los últimos lustros, arrastrado por la fiebre privatizadora de sus gobernantes. Las privatizaciones se han acordado, tanto en momentos de auge como de declive económico, por gobiernos socialistas y populares que mostraron en este empeño un continuismo digno de mejor causa, al verse espoleados por los mismos intereses dominantes, siempre deseosos de parasitar y/o privatizar lo público. Se fueron así desmantelando y vendiendo un sinnúmero de empresas e instituciones públicas nacidas para fomentar la actividad o suplir las carencias de la iniciativa privada en la industria, la agricultura, la banca o determinados servicios, como el abastecimiento de agua, los transportes, las comunicaciones… o la vivienda social. Y cuando el proceso privatizador parecía ya haber culminado con la venta de las llamadas “joyas de la corona” (Argentaria, Telefónica, Endesa, Tabacalera y Repsol), ha vuelto con renovado ahínco para privatizar desde Aena y las cajas de ahorros hasta el Canal de Isabel II.

Ahora se justifican engañosamente las privatizaciones como medidas de emergencia para “tranquilizar a los mercados” y facilitar la “salida de la crisis”. Se olvida que los analistas de la deuda no sólo miran los ingresos, sino también el patrimonio que muestra en el balance la solvencia de las entidades. Y que estas privatizaciones de emergencia, realizadas generalmente a precio de saldo, suponen pan para hoy y hambre para mañana. Sobre todo cuando, tras sanear el pastel con dinero público, se trocea para vender sus partes más suculentas, quedándose el Estado con los descartes que los compradores privados no quieren. Así, mientras los aeropuertos y las cajas con más margen de negocio se privatizarán, la existencia del resto quedará a expensas de los contribuyentes de un Estado cada vez más escuálido al que sólo le queda por privatizar poco más que las loterías. ¿Se acabará cediendo también este jugoso instrumento recaudatorio a manos privadas sin exigir, como hasta ahora, responsabilidades a quienes decretan semejante saqueo de lo público?

José Manuel Naredo es economista y estadístico


Privatización de alumbrado Público ,Madrid, (3ª pista).XXX.

Cualquiera que hasta aquí llegase leyendo las diferentes entradas en este modesto blog, tiene ya base mas que de sobra para sacar tristes, lamentables conclusiones de lo que de verdad esta ocurriendo, lean pues la que sigue teniendo en cuenta que el alumbrado público en Madrid lleva años , repito años, privatizado y que este año tocaba modernizar el contrato... los trabajadores en vista de como iban las cosas en limpieza y jardinería, hicieron  o tomaron la iniciativa de hacer  algo nuevo ¡¡¡ UNA HUELGA PREVENTIVA !!!, avisando así al consistorio que no iban a permitir bajo ningún concepto ser los paganinis como siempre de las bajas temerarias de las empresas subsidiarias, subcontratadas de la subcontrata de la contrata... , Madrid renuncio en principio a volver a reprivatizar el alumbrado ¡¡¡ vivan las huelgas preventivas !!! , no hay que esperar a que las cosas pasen, como nos tienen dicho, para luego decirnos, es que ahora es tarde, como nos vienen diciendo todo es mentira …pero saquen ustedes sus propias conclusiones que yo voy empezando a darme cuenta de cosas que  muchos no alcanzan ni a sospechar .

Vuelvo a dar las gracias por vuestras aportaciones e informaciones  aunque algunas técnicamente van cargadas de puro veneno.

Madrid elimina 17.434 farolas

EL AYUNTAMIENTO ALEGA UN AHORRO DE 1,9 MILLONES

IU DENUNCIA EL DERROCHE ENERGÉTICO EN LOS BARRIOS RICOS Y UNA MAYOR SENSACIÓN DE INSEGURIDAD EN EL RESTO.

Si cuenta usted estrellas en el cielo, no pasará de medio centenar en una noche despejada. Y eso, en el mejor de los casos. Según la Agrupación Astronómica de Madrid, hace años brillaban 6.950 sobre la capital. Ahora las siete estrellas de la Osa Menor se quedan en tres para los madrileños. La culpa es del alumbrado público. Pero pruebe a contar farolas: están desapareciendo casi tan rápidamente como antes las estrellas.
En el último año y medio se han retirado 17.434 unidades de las 252.000 repartidas por toda la ciudad (un 6%). El Ayuntamiento (PP) alega que así ahorra energía. Y dinero, que falta le hace. Izquierda Unida recibe “constantes quejas de vecinos sobre la falta de farolas en las calles”, y denuncia que la poda los últimos meses “no evitará el despilfarro energético en las zonas privilegiadas” de la ciudad, donde la contaminación lumínica sigue siendo muy elevada, y sí ahondará la sensación de inseguridad de los madrileños de otros distritos donde no sobran farolas, pero las están quitando.

Y respecto a las estrellas, olvídese de que la progresiva deforestación de luminarias vaya a enriquecer el cielo nocturno: el problema no radica en el número sino en el tipo de farolas, y en eso los esfuerzos del Ayuntamiento siguen siendo desmayados.

Cuarto de millón de farolas. La ciudad cuenta con 252.000 farolas. El contrato de alumbrado público suscrito entre el 1 de diciembre de 2012 y el 30 de junio de 2013 asciende a 19 millones de euros; es decir, casi 90.000 euros al día. El Ayuntamiento calcula que la eliminación de esas 17.434 farolas supondrá, en términos económicos, un ahorro de 1,9 millones de euros anuales. En términos energéticos, serán 2.600 kilovatios menos de potencia instalada. En términos ecológicos, 4.367 toneladas de dióxido de carbono que se dejarán de emitir a la atmósfera. En términos ciudadanos, sin embargo, serán 17.434 farolas que dejarán de alumbrar las aceras y portales para mayor seguridad de los madrileños.


Fuente: Ayuntamiento de Madrid.

Alumbrado por duplicado. El Ayuntamiento mantiene que “se está procediendo al desmontaje de puntos de luz en todas las zonas que sobrepasen los niveles de iluminación máximos permitidos” por el reglamento de eficiencia energética aprobado en 2008 por el Gobierno, entonces socialista. “Se ha actuado principalmente en las calles que contaban con alumbrado duplicado o con puntos de luz muy próximos entre sí”, añade. Y pone como ejemplo la coincidencia en el distrito Centro de farolas en las aceras con otras colgadas de un brazo anclado a la pared. “Este tipo de instalación había sido denunciado en numerosas ocasiones por los grupos ecologistas y de protección del cielo por suponer un gasto excesivo de consumo eléctrico”, apostilla el edil de Medio Ambiente y Movilidad, Diego Sanjuanbenito.

En esos casos, se están desmontando “preferentemente” los faroles pegados a las fachadas, reubicando el resto para alcanzar “los niveles de iluminación y uniformidad adecuados en cada calle”. Además, se están suprimiendo puntos de luz en los soportes que tenían más de una luminaria.

“La eliminación de esas farolas viene a confirmar el despilfarro energético que existía en algunas de nuestras calles. Sin embargo, esta medida no asegura que barrios con permanentes denuncias sobre la falta de luz vayan a partir de ahora a contar con un servicio óptimo que garantice la sensación de seguridad de sus vecinos”, replica la concejal de Izquierda Unida Raquel López.

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