Vistas de página en total

martes, 20 de agosto de 2024

Destilar odio.

 


 
Vale mucho leerlo. Muy directo, tan confrontativo como cierto.
Les comparto estas palabras del Periodista Cubano, Ernesto Morales.
"Odio. Somos una especie con superproducción de odio. Tenemos esa glándula hipertrofiada, la que secreta odio. Destilamos odio cada vez que podemos, por donde podemos, con lo que sea que podamos.
Puede ser, un futbolista que te es antipático (a pesar de que él no sabe que existes y jamás ha movido un dedo en tu contra) y en consecuencia le llamas enano hormonado (Messi), o te burlas de su color de piel (Vinicius, Iñaki, Nico Williams) o trivializas que haya perdido un bebé (Cristiano). Siempre tendrás a mano un meme tonto, facilón, que no sirve para más nada que para dar forma virtual a tu odio biológico.
O puede ser una boxeadora que no conocías hasta ayer. Que no tienes, idea de cómo ha sido su vida por nacer con una condicion que no eligió, una enfermedad que la ha obligado a pasar un calvario social toda su vida privada y deportiva. A esa misma, hoy se le destina un odio debidamente secretado por la nutrida glándula que no nos para de crecer.
Y no importa burlarse de su apariencia, que no eligió. No importa humillarla. No importa sacar conjeturas nauseabundas sobre sus genitales, lo más delicadamente privado que tiene cada ser humano en su cuerpo. Nada de eso importa. Hay que odiarla. Porque al parecer pega un poquito más fuerte que otras. No pega más fuerte que todas: tiene un largo historial de derrotas contra otras boxeadoras. Otras mujeres como ella.
Pero como a contra quien peleó, durante esta pelea, le pareció que esos puñetazos eran más fuerte de lo que ella consideraba "normal", y como optó por armar un show antideportivo, casi ensayado, negando el saludo a la vencedora, profiriendo gritos, pues ahora tú, ahora una porción de esta humanidad regresa a su profesión favorita. Odiar. Avergonzar. Humillar. Lacerar a un ser humano noble y esforzado.
Y los más discapacitados mentales, los últimos de la clase, los que desaprobaban biología de octavo grado, hoy son genetistas y jueces. Porque lo importante es dar utilidad a la enzima que secretamos sin parar: el cochino odio. Destruir con el pretexto de opinar.
Hace una semana un conocido beisbolista cubano me hizo una confesión que no se me sale de la cabeza. Dentro de su gloriosa carrera cometió un error durante un juego. Un error deportivo, odiosamente recordado. El escarnio público fue tan feroz, la humillación a la que lo sometieron los mismos que se decían fanáticos de su equipo fue tal, el odio que le destinaban era tal, que pensó muchas, muchísimas veces en matarse. "Estuve una semana sin bañarme, Ernesto. Mi esposa me tenía que obligar a comer. Si hoy estoy vivo es gracias a una psiquiatra que me comenzó a tratar durante mucho tiempo".
Eso no va a cambiar. Porque somos eso como especie. Una variante de alacrán que piensa, una modificación de parásito que necesita odiar para poder subsistir.
(Y a partir de ahora, del final de este post, tendrás entre los comentarios una colección formidable y furibunda de todo lo que acabo de mencionar👇).
🖋A través de Ernesto Morales
Periodista Cubano.

Hiperandrogenismo

No hay comentarios:

Publicar un comentario