Libros, son vida.
Como recordareis el pasado mayo iniciamos una serie sobre escritores de Azuqueca, cuyo final seria sobre el el 9 al 12 de mayo haciéndola coincidir con la Feria del Libro de Guadalajara.
Pues bien por unas cosas u otras los meses de junio y julio han sido especialmente complicados para el diarista por motivos personales y para alguno de los autores por motivos laborales.
Pasados los obstáculos retomamos este domingo día cuatro la serie además con una incorporación inesperada y realmente bonita , una obra de un vecino de Azuqueca claro esta y además sobre un periodo de Azuqueca desconocido para la inmensa mayoría de nuestros vecinos, desde aquí la enhorabuena por este libro histórico, entretenido , muy correcto y "fácil" de leer, lo de fácil lo entrecomillo, por que hay que leerlo... para entendedores.
Demos un ligero repaso a lo traído por esta serie que muy pronto retomaremos con fuerzas renovadas y con grandes escritores/as. de nuestro pueblo.
Licenciada en Psicopedagogía, diplomada en Educación Social, agente de Igualdad, escritora, reportera gráfica de la Agencia EFE y de medios locales, y trabajadora con mujeres víctimas de violencia de género. Es solo una pincelada de la trayectoria profesional de Hormaechea, de 67 años.
Eugenio Baras Navarro.
Edad 60 años
Nacido en Madrid, a los 5 o 6 años llegó con su familia a Azuqueca y aquí se quedó, por lo que se considera plenamente azudense, siendo testigo de su transformación desde que apenas era un pequeño pueblo de apenas unos 5.000 habitantes hasta lo que es hoy en día, una ciudad de más de 35.000 habitantes.
Benjamín Redondo Marugán
Sobre el autor:
Afincado en Azuqueca desde hace décadas, polifacético autor, inmerso en su nuevo libro La riqueza del Patrimonio Industrial Cerealístico de Castilla y León. Silos y graneros, molinos y fábricas de harinas.
Nacido en un pequeño pueblo de Segovia, vive desde niño en Azuqueca de Henares (Guadalajara).
Cursó estudios de Magisterio en la E.U.M. de Guadalajara.
Aprobada la oposición por la especialidad de Ed. Musical, ha ejercido de maestro en Guadalajara, Azuqueca de Henares, Alovera y Camarma de Esteruelas, donde durante muchos años fue miembro del equipo directivo con el cargo de Secretario.
Jubilado en la actualidad, tiene por aficiones principales la composición literaria (poesía, relatos breves y cuentos), la música (intérprete de laúd) y el repujado de estaño
Nacido en Azuqueca de Henares, provincia de Guadalajara, Castilla la Mancha (España). Nacido en 1961. Jubilado por enfermedad.
Escritor nacido para escribir. Ha permanecido durmiendo en la sociedad laboral para pagar la hipoteca. Padre de dos hijas y, en estos momentos, sin pareja. Sesenta y un años de edad. Católico practicante.
Inmaculada Borrego
LAURA E. LAFUENTE.
La escritora azudense Laura E. Lafuente presenta “El Pueblo Prisionero”
Todo comenzó con una tarea escolar. Una de esas que a los estudiantes, las más de las veces, se les hace “cuesta arriba”. Había que escribir un cuento. A Laura E. Lafuente, sin embargo, le encantó la experiencia. “Me gustó la capacidad de crear historias con palabras” Cursaba 6º de Primaria en el “Maestra Plácida Herranz”, de Azuqueca de Henares y, desde entonces, no ha parado de escribir. Primero de forma privada, íntima; después, dando forma a historias a las que aún no ponía fin. En 2021 publicó su primera obra; este viernes, en la Casa de la Cultura de Azuqueca presenta el que es su cuarto libro, “El Pueblo Prisionero”
Félix Rodriguez Sanz.
Breve biografía poética
Como diría el escritor John LeCarré, nací en una pequeña ciudad de Alemania, adonde mis padres emigraron, antes de que España fuese desarrollista y se hubiera inventado el turismo y todo el mundo tuviera un seiscientos, que es lo que ahora una mayoría es lo que quiere recordar de la España de Franco.
Volvimos y fijamos nuestra residencia en Alcalá de Henares, de donde, tras la tempranísima muerte de mi padre, nos trasladamos a vivir a Azuqueca, a la última calle del barrio de la Quebradilla, en 1976. Sin embargo, terminé la EGB en el colegio al que iba en Alcalá. Con catorce años, comencé a escribir poesía, y a leerla, lo que era más importante. Mi profesor de Lengua me regaló “Hojas de hierba”, de Walt Whitman, aunque fuera demasiado denso para mi yo de entonces. Cosa que no mucho después me pasó en igual modo cuando leí por primera vez la poesía de Vicente Aleixandre. Sin embargo, Aleixandre representó una iluminación y una identificación que duran hasta hoy.
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