Actualizado a 17/01/2016 19:57.
Fuente "La Vanguardia"
¿Debe el suicidio dejar de ser un tema tabú?
- Unas 4.000 personas se quitan la vida cada año en España, la principal causa de muerte no natural
Unas 4.000 personas se suicidan cada año en España, una cifra estable
que se ha convertido ya en la principal causa de muerte no natural y
por lo tanto en un problema de salud pública que debe ser atajado por
las instituciones con campañas de prevención que hablen de este fenómeno
sin tapujos ni alarmismo.
Así lo entienden expertos en salud mental que consideran un
"enorme error" la idea de que informar de los suicidios puede provocar
un efecto contagio porque "no tiene una base científica".
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística revelan
que en 2013 hubo en España hubo 3.870 suicidios consumados (2.911
hombres y 959 mujeres), cifra que debe incrementarse en "un 10 o un 15
por ciento" ya que muchas muertes de este tipo se "camuflan en forma de
accidentes", revela el profesor de la Universidad del País Vasco Enrique
Echeburúa.
Esos más de 4.000 suicidios reales superan de lejos las cifras de
homicidios (302 en 2013), de asesinatos de violencia machista (54 ese
mismo año y 56 en 2015) e incluso de accidentes de tráfico (1.807 en
2013), que han conseguido reducirse de forma significativa en los
últimos años.
De hecho, las muertes en carretera eran la primera causa de
muerte no natural en 2007 y han pasado en 2013 al quinto lugar gracias a
campañas y medidas, que según los investigadores, deben aplicarse ahora
a los suicidios.
España presenta una de las tasas más bajas de suicidios de
Europa, 8,3 casos por cada 100.000 habitantes, quizás por su mayor
cohesión social y familiar, y por el papel que ha jugado la religión,
dos fenómenos que están cambiando, de ahí la importancia de hablar de
ello, como en su momento se hizo con las drogas, explica a Efe
Echeburúa.
Médicos de atención primaria, psicólogos y psiquiatras tienen que
estar preparados para detectar si una persona presenta síntomas
suicidas, opina este miembro de la Academia Vasca de las Ciencias,
Jakiunde.
Entre los factores de riesgo figuran los antecedentes familiares
de suicidio, haber intentado previamente quitarse la vida, haber sufrido
episodios traumáticos en la infancia, vivir situaciones estresantes
como una ruptura afectiva y, sobre todo, padecer depresión, "que es el
verdadero verdugo".
"El mejor remedio es expresarlo porque de esas situaciones se
sale. Si lo superan, muchos se alegran de seguir vivos" y hay que hacer
comprender a la persona que dice "me quiero morir, nada va a cambiar, no
merece la pena seguir viviendo" que el suicidio es "una solución
definitiva a un problema transitorio", comenta Echeburúa.
Por ello rechaza la política informativa de no dar noticias de
suicidios por temor a desencadenar otros. "Los periódicos no matan a
nadie, en todo caso precipitan la decisión de alguien que ya la tiene
tomada", aclara este experto.
Sí deben tenerse en cuenta recomendaciones internacionales como
no publicar estas muertes en portada, no aportar detalles morbosos del
suicidio ni mostrar fotografías, pero "hablar de ello en público sin
alarmismo ni morbo contribuye a prevenir este fenómeno".
El perfil del suicida en España es el de un hombre mayor, de
entre 50 y 60 años, que vive solo, tiene una red de apoyo familiar y
social muy limitada, sufre depresión y padece dolores físicos pero tiene
la cabeza lúcida.
Los métodos que utilizan son contundentes, a diferencia de las
mujeres, cuyas tentativas casi se cuadruplican, sobre todo entre chicas
de 15 a 25 años que han sufrido un desengaño amoroso, fracaso escolar y
tienen una mala relación familiar.
El acoso escolar, una identidad sexual no asumida, el consumo de
alcohol y drogas o haber sufrido abusos sexuales reiterados en el ámbito
familiar son asimismo factores de riesgo entre los adolescentes.
También hay otro tipo de suicidios como los que se cometen tras
un asesinato machista, algo que según Echeburúa ocurre en el 30 o 35 %
de los casos porque el homicida es consciente del reproche penal que le
viene encima. "Cuando más integrado esté socialmente es más fácil que se
suicide", apunta.
Para hacer frente a este fenómeno aboga por que las instituciones
dejen de considerar este asunto como un tabú y pongan en marcha
campañas de prevención en las escuelas y centros de salud ya que es un
problema que no va a desaparecer pero puede limitarse con una rápida
detección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario