CADA 26 DÍAS UN GUARDIA CIVIL SE QUITA LA VIDA
Vivir pegado a la pistola dispara los suicidios
Entorno
militarizado, imposibilidad de desprenderse del arma una vez finalizada
la jornada laboral y un servicio de psicología que carece de
independencia. Los sindicatos policiales denuncian falta de protocolos y
exigen un cambio en las políticas de la Guardia Civil para atajar las
conductas suicidas en el Cuerpo: 447 desde el año 1982
Veinticuatro horas con un arma, sin posibilidad de depositarla y
desprenderse de ella después de finalizar el trabajo. Es uno de los
factores clave que provoca que la tasa de suicidios en el seno de la
Guardia Civil sea “claramente superior” a la de la población general y
esté por encima de la de otros cuerpos policiales, según denuncia la
Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). “Nos la llevamos incluso a nuestro domicilio porque no hay sitio donde dejarla y
eso no debería ser así, debería ser una herramienta que al terminar el
trabajo nos den la opción de depositarla en un armero que estuviera en
la unidad, pero a día de hoy no existe”, explica Juan Fernández,
portavoz de la organización.
La AUGC ha solicitado en numerosas ocasiones que se habilite
la posibilidad de entregar la pistola al terminar la jornada laboral,
pero la respuesta por parte de la Guardia Civil “siempre es la misma:
que no es necesario, que es inviable”. De hecho, el Gobierno también
afirmó el pasado mes de febrero en sede parlamentaria que “está
demostrado científicamente que la accesibilidad a las armas aumenta el
número de suicidios”. En concreto, según denuncia AUGC a partir de datos
proporcionados por la propia Guardia Civil, desde 1982 se han
registrado 447 casos de suicidios consumados entre guardias civiles, uno cada 26 días, además de otros 52 intentos. Esta
tasa es en torno a un 30% superior a la del Cuerpo Nacional de
Policía, según datos recabados por el SUP, y duplica a la de la
población general.
La cercanía de las armas es un factor determinante en los casos de
autolesiones, pero no es la única causa que explica la elevada tasa de
suicidios en la Guardia Civil. La AUGC asegura a este diario que tanto
la “falta de protocolos eficaces” como las condiciones laborales del
colectivo dificultan la posibilidad de atajar conductas suicidas. “Vivir
en un entorno militarizado, con una casa cuartel donde la relación con
tu jefe continúa más allá del horario laboral, donde las normas militares están siendo sufridas por los agentes las 24 horas del día,
además de que la profesión de policía lleva intrínseca la dotación de
un arma de fuego, hace que la tasa de suicidio sea elevada”, apunta
Fernández.
Servicio de psicología deficiente
Por otro lado, la organización también denuncia la carencia de
independencia en el servicio de psicología de la Guardia Civil. Cuando
un agente se ve en la necesidad de solicitar ayuda de un profesional de
la institución para tratar de solucionar problemas como la ansiedad, el
estrés o la depresión, debe realizar un saludo militar antes de ser
atendido. El agente está obligado a cuadrarse porque, según el
sindicato, el gabinete está constituido por altos manos de la Guardia
Civil.
Se trata de psicólogos profesionales, pero también son jefes en el
escalafón de la Guardia Civil, lo que disminuye la relación de
confianza. Su psicólogo es su propio jefe. “Quien le atiende es un mando
de la Guardia Civil, con lo cual, la relación laboral continúa vigente,
no se presenta como un médico, se presenta como un superior”, dice
Fernández.
El sindicato ratifica que este puede ser otro de los motivos por los
que la tasa de suicidio en el instituto armado es “muy superior” a la de
otros cuerpos policiales con funciones similares. “El gabinete de
psicología sufre presiones, por ejemplo a la hora de dar una baja
psicológica. En demasiadas ocasiones es tarde porque el problema no se
visibiliza a tiempo y el suicidio ya ha sido provocado”, añade
Fernández. Desde la AUGC reclaman que el equipo de
psicólogos “esté formado por un equipo de profesionales ajeno al cuerpo”
y que no “tenga una relación militar, que no tenga una relación
‘sociolaboral’ con la Guardia Civil", para que el agente afectado “se
sienta cómodo y a su vez el psicólogo no esté sometido a presiones de
los propios jefes”.
Entorno militarizado
El sindicato insiste en que el entorno militarizado que sufre el
colectivo ejerce una influencia negativa en el Cuerpo. “Vivir en una
casa cuartel donde la relación con tu jefe continúa más allá del horario
laboral, sufrir normas militares las 24 horas del día y la dotación de
un arma de fuego puede contribuir a provocar conductas suicidas”, dice
Fernández.
Por su parte, la Subdirección de Personal del cuerpo emitió un
comunicado el pasado mes de septiembre en el que defiende que en el año
2002 la Guardia Civil puso en marcha el Plan de Prevención de Conductas
Suicidas, que revisa cada año, “con el objetivo de analizar las causas
que los motivaban, los factores de riesgo y, sobre todo, poner en marcha
instrumentos que permitieran detectarlos”, explica el documento.
Además, la Guardia Civil justifica que las conclusiones de sus estudios
reflejan que el 90% de los suicidios se produjeron por “causas
claramente desvinculadas de su actividad laboral y relacionadas con el
ámbito personal, sentimental y familiar”. Pero la AUGC desmiente la
explicación y reitera que el cuerpo tiende a ser “endogámico, donde no hay transparencia”. “Hemos pedido datos sobre los suicidios pero no nos los dan y se niegan a establecer cambios”, crtitica Fernández.
La AUGC exige a la Guardia Civil que “deje de dar la espalda a un
problema que existe” y solicita la ejecución de una serie de medidas
para evitar los suicidios en el Cuerpo: una mayor transparencia en las
cifras relacionadas con la conducta suicida entre los agentes de la
Guardia Civil, mejora del tratamiento de problemas de salud mental,
investigación de los casos de suicidio y aumento de las actividades
orientadas a la prevención del suicidio.
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