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miércoles, 6 de enero de 2016

Africanus, el hijo del Cónsul



COMENTARIO DEL DIARISTA.


Publio Cornelio Escipión, hacia años que un libro no conseguía lo que este canijo con papel biblia y letra diminuta ha conseguido, perdido en las horas la tarde entera y bien entrada la madrugada sin noción del tiempo las batallas se suceden épicas, crueles, la masacre de hombres y bestias los asedios y la venganza de los vencedores por los compañeros muertos, Tarento ni un solo habitante ni soldado vivo ni hombres ni mujeres ni niños todos han de morir sin piedad hombres mujeres y niños deben saber lo que significa traicionar a Roma, la gran Roma asustada por ese general hispano en las mismas puertas de capitalinas.

Qart Hadasht, la Cartago Nova doblegada ante el hijo del Escipión, Publio Cornelio Escipión el africano. 

Aníbal, Asdrúbal y Magón Barca hijos del muerto en batalla Amílcar Barca, poderosos dioses contra dioses poderosos y los hombres espada en mano luchando.

Lealtad, honor, familia el mayor imperio de la antigüedad se tambalea sacudido por luchas internas y externas Roma sufre  mientras nos deja un legado impagable.

Obra fiel a la historia con tan solo pequeños retoques profusamente ilustrada para acercarse el máximo posible a lo que debió ser ejércitos de hombre que luchaban espada en mano y donde los honderos ibéricos eran un grupo de elite capaz de destrozar centurias enteras tiempos en que una obra de teatro una comedia podía cambiar el rumbo de la historia, un perro callejero, un Plauto cualquiera podía dejar de ser de un día para otro una escoria para ser eterno. 

Lo del boli es un detalle.

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