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viernes, 17 de julio de 2015

El Alcalde vende lo que es tuyo.

Córdoba / VERSO SUELTO

INVERSIONES AJENAS

Día 16/07/2015
A todo el mundo le parece bien que se gestione por afinidades, sin cuidar de un dinero del que no responden los políticos.
EN los lejanos días de la campaña electoral me sorprendió mucho un cartel que no era de propaganda, aunque sí tenía su mucho de intención política. «El alcalde vende lo que es tuyo», leí en letrero bastante visible en la calle Antonio Maura, y como iba pedaleando fuerte seguí mi camino y me quedé sólo con la frase. Mi primera asociación de ideas fue que Vimcorsa había creado un banco malo de esos o una sociedad inmobiliaria, con su comité de empresa, su consejo de administración de colocados a dedo y su sede bien costeada, para dar salida a los pisos y cocheras vacíos y así conseguir que la gente tuviera un poco más de liquidez. «El alcalde vende lo que es tuyo», la frase se me quedó en la cabeza, y como cualquiera puede tener algún muerto inmobiliario que no le puede endiñar a nadie, enseguida me hice castillos en el aire, que a mí no me falta más que la vasija de barro en la cabeza para ser la lechera del cuento.

Pero después de preguntar a mis compañeros en realidad llegué a la conclusión de que tenía que haber leído el fondo de la pancarta, que iba contra la privatización del alumbrado público, algo que tenía sin dormir a toda la avenida de Barcelona, media Fidiana y bastantes bloques del Sector Sur. «¿Estas farolas las encienden funcionarios municipales o trabajadores contratados por una empresa? Qué sinvivir, Dios mío de mi alma». Al cabo del tiempo, cuando las urnas dijeron lo que dijeron, me sorprendió una afirmación de alguien de Izquierda Unida, ya en el gobierno, hablando del tal alumbrado. Me interesaba la cuestión porque desde que veía los carteles y las pegatinas por todas partes me iba yo fijando en la luz de las calles, a ver si tenía la calidad de la gestión pública o la opresión obrera de la empresa privada.

El caso es que fue de aquellas veces en que los políticos hablan de política, de las decisiones que toman y de lo que implican, aunque no sean las frases que llaman la atención de la gente. «Pararemos la externalización del alumbrado aunque eso cueste dinero», dijo quien fuera. El autónomo cándido que se lleve las manos a la cabeza por pensar que se está gestionando mal se tendrá que dar cuenta de que nadie se extraña porque a todo el mundo le parece muy bien que se gestione por intereses o afinidades, cuidándose más de prejuicios ideológicos que de un dinero que de todas formas no es de los políticos ni se lo van a quitar a ellos si las cosas van mal, y mira que han ido.
Claro que no es del todo un dinero perdido. A Izquierda Unida la inversión que hacen con dinero ajeno le sale rentable, porque si los trabajadores se quedan debajo de la manta templadita del Ayuntamiento, los sindicatos están contentos y no dan la lata, se acaban las manifestaciones permanentes en la calle Capitulares y la calidad mejora: en la misma jornada de reflexión, todavía con el PP y su neoliberalismo rampante, la mitad del centro de Córdoba estaba a oscuras, sin duda por la zozobra de los trabajadores que se veían sometidos al yugo de la meritocracia y el capitalismo.

Cuando estos días frases delirantes de una gente que quiere «remunicipalizar» espacios que nunca fueron suyos, de plataformas que se van a Bruselas a contar a no se sabe quién qué cuentos absurdos, separen la hojarasca del entretenimiento y todavía encontrarán alguna sentencia: «Bienaventurados los rojos que tocan el poder, porque se llenarán de votos y favores con el dinero ajeno».

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