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domingo, 29 de marzo de 2015

Mas de un muerto diario, esclavistas laborales en pleno siglo XXI

El sueño de Catar 2022 ha costado la vida a más de 1.500 trabajadores

328 SINDICATOS DE 130 PAÍSES DENUNCIAN LAS “CONDICIONES LABORALES INFRAHUMANAS” EN LAS OBRAS DE LA SEDE DEL
Mundial de fútbol
ELA pide a los clubes vascos de Primera que se pronuncien ante la FIFA
Mikel Mujika - Domingo, 29 de Marzo de 2015 - Actualizado a las 06:10h
donostia - Más de un trabajador muere al día en las obras de construcción del sueño catarí de albergar el Mundial de fútbol en 2022. Según datos recopilados por los 328 sindicatos de 130 países que integran la ICM (Internacional de la Construcción y la Madera), hasta la fecha han fallecido más de 1.500 personas tratando de levantar estadios, edificios y otras infraestructuras que engalanarán el país asiático y lo abrirán al mundo en uno de los escaparates más lucidos tras unos Juegos Olímpicos. Las futuras estrellas del deporte rey jugarán en estadios que han levantado con sudor y sangre más de 1,4 millones de trabajadores inmigrantes, principalmente de Nepal, India y Bangladesh.
Los trabajadores allí son bulto. Una especie de esclavos sometidos a un sistema de “tutelaje” denominado kafala en el que los trabajadores están atados a su patrón, según reconocen los sindicatos de la ICM. Estas organizaciones están impulsando campañas en sus respectivos países para sensibilizar al mundo de las “condiciones infrahumanas” a las que son sometidos los operarios de la construcción en este rincón del planeta.
En Euskadi el sindicato ELA, integrante de la ICM, ya ha tomado la palabra y remitirá a los clubes vascos de Primera División de fútbol, la Real Sociedad, el Athletic y el Eibar, respectivas cartas en las que les pide que se sumen a la denuncia de esta situación. Los sindicatos apuntan directamente a la FIFA, a la que responsabilizan de permitir que los estadios en los que se disputará su Mundial se estén levantando a costa de los derechos de los trabajadores.

El número de muertes de operarios en Catar no tiene precedentes en la era moderna. El macabro récord de fallecimientos en la construcción de sedes de grandes eventos internacionales lo ostentaban, según datos de la ICM, los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (Rusia) en 2014, con 60 fallecidos. Le seguían con 40 muertes los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y después había que remitirse a la decena de fallecidos en Beijing 2008 y los siete del Mundial de Brasil 2014, donde la ICM movilizó a unas 130.000 personas en varias huelgas. 

Catar es otra historia. Un mundo en el que la muerte campa a sus anchas y atrapa, un día sí y otro también, a trabajadores. “Las condiciones laborales son infrahumanas y las altas temperaturas, que llegan a alcanzar los 50 grados, están teniendo efectos devastadores sobre la salud de esos operarios. Las muertes se producen mayormente por paradas cardiacas y accidentes laborales, aunque en ocasiones también se ha denunciado el alto número de suicidios”, explica Igor San José. 

Aunque algunas empresas vascas especializadas en labores muy específicas de construcción han trabajado allí con personal propio y han vivido de cerca algunas de estas experiencias, como la retirada del pasaporte a su llegada al país, los operarios que están levantando el sueño del Mundial de 2022 en estas condiciones proceden de países como Nepal, India y Bangladesh, donde apenas tienen para comer. 

menos de 250 dólares al mes El denominador común de sus testimonios son el engaño, la atadura y la explotación. Trabajan de sol a sol por menos de 250 dólares al mes, cuando les habían prometido más de 400 y hasta 600 en algunos casos. Muchos reconocen que se enteraron en el avión de sus verdaderas condiciones de trabajo, con salarios muy por debajo de los que les habían prometido. Algunos ni siquiera sabían que iban a trabajar en la construcción. Pensaban que iban como vigilantes de seguridad.

Pero, “¿Vale todo? ¿No se van a mojar los clubes de Euskal Herria?” Es la pregunta que se hacen el responsable de la Construcción de ELA y el resto de sindicatos del mundo, que en septiembre de 2014 se citaron en Tailandia en el III Congreso Mundial de la ICM para debatir sobre este y otros asuntos. Según San José, en Catar, el sistema kafala “prohíbe a los trabajadores migrantes cambiar de trabajo y no pueden salir del país sin el permiso de sus empleadores, que se adueñan de sus pasaportes, en el marco del sistema de permisos de salida. Por otra parte, no existe un marco legal que permita a los trabajadores migrantes organizarse y afiliarse a sindicatos para luchar por sus derechos”, añade San José.

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